Greenpeace Internacional nombra presidente a Mendiluce para acometer la renovación
El eurodiputado socialista no renunciará a su escaño para dirigir la organización ecologista
De militante de la solidaridad a político y, ahora, a ecologista. Tal parece ser el itinerario del eurodiputado José María Mendiluce, al que Greenpeace, la organización de defensa del medio ambiente, designó ayer como presidente. A pesar de que Mendiluce no se ha caracterizado por sus postulados medioambientales, la Junta Directiva Internacional de Greepeace procedió a su nombramiento con el aparente propósito de modernizar a la organización, "demasiado identificada con la protección de las focas", y hacer hincapié en la búqueda de la paz y la lucha por los derechos humanos.
Mendiluce, de 48 años, no lo dudó un instante en la primavera de 1998 y se puso a disposición del recién elegido candidato socialista a la presidencia del Gobierno, José Borrell. Desde el principio y hasta la dimisión del candidato, en mayo pasado,Mendiluce formó parte del equipo íntimo de colaboradores de Borrell y se encargó, en concreto, de los contactos con los movimientos sociales.Tras la renuncia de Borrell, Mendiluce desapareció prácticamente del escenario político. Apenas participó en la campaña electoral de las elecciones europeas, autonómicas y municipales del 13 de junio, a pesar de que era candidato independiente en la lista del PSOE al Parlamento Europea.
Antes había intentado, eso sí, que esa candidatura se abriese a personalidades e ideas que él consideraba enriquecedoras. Sugirió, por ejemplo, incorporar a la radical italiana Emma Bonino, pero los socialistas no le hicieron caso.
Apoyo de Xavier Pastor
Mendiluce fue reelegido eurodiputado, pero consideraba que el escaño se le quedaba pequeño. A finales de la primavera ahondó sus contactos con su amigo Xavier Pastor, director ejecutivo de la rama española de Greenpeace, que se acabó convenciendo de que era el candidato ideal para la presidencia de la organización, que reagrupa a 31 seccciones nacionales, y lo propuso.
"Nuestras principales dudas estuvieron relacionadas con su vínculo con el PSOE", reconoció ayer Pastor en conversación con este periódico. Pero se disiparon cuando "dio garantías de que actuaría de manera independiente, de que se distanciará amistosamente del PSOE, y nos aseguró, por ejemplo, que no participaría en la elaboración del programa electoral socialista", aunque no renunciará a su escaño.
¿Que hará Mendiluce si el PSOE vuelve a gobernar y adopta medidas medioambientales que disgustan a Greenpeace? "Ya se verá en su momento", responde cauteloso Pastor.
Ante la Junta Directiva Internacional, compuesta de seis miembros, Mendiluce tuvo que competir con dos rivales de peso. El primero era Pieter Winsemius, de 58 años, ex ministro de Medio Ambiente de Holanda, que presidió una sociedad de conservación de la naturaleza. La segunda era la eurodiputada verde austriaca Monika Langthaler, de 33 años.
A pesar de que era el que menos pedigrí ecologista tenía, la Junta optó por Mendiluce. Tras ser presidida sucesivamente por un canadiense, un finlandés, un alemán y un británico, Greenpeace estará capitaneanda, por primera vez, por un ciudadano de un Estado meridional. "Esto también demuestra un deseo de renovación", añade Pastor.
No fue esta, sin embargo, la motivación principal de la Junta. "Se convencieron de que Mendiluce nos puede sacar de la caricatura de la defensa de las focas y las ballenas, y abrirnos muchas puertas", prosigue Pastor.
"Creemos que el medio ambiente, el desarrollo económico y social, el comercio internacional justo y la defensa de los derechos humanos no son compartimentos estancos, sino que están muy relacionados y que elque puede ayudarnos a incorporar esos elementos es Mendiluce". "Recientemente hemos empezado a efectuar acciones conjuntas con ONG de ayuda humanitaria y contamos con Mendiluce para ahondar esa vía", concluye su valedor.
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