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Pablo Palazuelo y Cristina Iglesias comparten el premio nacional de Artes Plásticas

El galardón de Cultura distingue "una trayectoria reconocible y un valor renovador"

Los artistas Pablo Palazuelo, de 83 años, y Cristina Iglesias, de 43, compartieron ayer el premio nacional de Artes Plásticas 1999, que, con una dotación de cinco millones de pesetas, concede el Ministerio de Educación y Cultura. El jurado ha querido distinguir en el final de siglo "una trayectoria reconocible y un valor renovador". "Sigo trabajando todos los días", declaró Palazuelo al conocer el galardón. "Investigo nuevas formas indagando en el interior, en el mundo y la naturaleza". La escultora Cristina Iglesias estuvo ilocalizable en Nueva York y tenía previsto regresar hoy a Madrid.

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El último premio nacional de Artes Plásticas de este milenio ha querido buscar el equilibrio entre el presente y el futuro, un autor consagrado y una artista en plena creación, según el presidente del jurado, Benigno Pendás, director general de Bellas Artes. El resto del jurado estuvo formado por la crítica Victoria Combalía, el historiador Delfín Rodríguez, los periodistas Rafael Sierra, Blanca Berasategui y Jesús García Calero y el pintor Cristino de Vera, premiado el año pasado.Los miembros del jurado decidieron en dos horas dar el premio a Pablo Palazuelo y Cristina Iglesias. En las deliberaciones se barajaron aquellos artistas de primera línea que todavía no habían recibido el premio nacional, como Eduardo Chillida, Pablo Palazuelo y Antoni Tàpies -en un fenómeno parecido a los galardones del Premio Cervantes-, junto con otros de las generaciones siguientes, como Antonio Clavé Xavier Valls y Esther Ferrer, y las más jóvenes, como Perejaume y Carmen Calvo.

El jurado premia en Palazuelo "la coherencia y la vitalidad" a lo largo de una amplia trayectoria, y a Cristina Iglesias "su proyección y reconocimiento internacional, además de haber abierto caminos en las artes plásticas". En el premio hay un reconocimiento a una trayectoria artística y a un valor renovador.

"Busco nuevas formas"

Palazuelo declaró ayer que el premio era un reconocimiento a su trabajo, "lo único que quiero hacer". "Siempre es agradable recibir un premio. No veo significación especial en el hecho de compartirlo, salvo que se suele dar a los más jóvenes". "Sigo trabajando todos los días, como antes. Sigo buscando nuevas formas, indagando en la parte formativa de las formas y la materia. Quiero que dure mi trabajo, mi principal ocupación y lo que me produce más satisfacción". Para el pintor Cristino de Vera, ganador de la edición anterior, Palazuelo realiza "una geometría mental de una gran pureza, y la esencia de su pintura es un lenguaje mágico".

En los últimos meses, Palazuelo ha presentado una antología de dibujos en el Museo Casa de la Moneda, y en la actualidad ha reunido obras de los últimos dos años en la galería Soledad Lorenzo, de Madrid. Hasta el 5 de enero se pueden ver nueve lienzos, cuatro esculturas y ocho guaches. La galerista Soledad Lorenzo declaró ayer su asombro al comprobar que el artista no tenía todavía el premio nacional de Artes Plásticas. "El premio me parece bonito y quiere decir que Palazuelo está joven. Por otro lado, este país es un poco extraño, al no premiar antes a un autor de tanto prestigio, indiscutido por todas las generaciones. En esta exposición ha evolucionado, son imágenes muy nuevas y distintas dentro de su mundo de las formas geométricas".

"El hombre de hoy, en tanto que conocedor del fin de una determinada concepción de lo humano, señala ya hacia dónde puede estar situado el hombre futuro. Constantemente estamos participando en sistemas de conocimiento cuya capacidad es mucho mayor que nuestro conocimiento individual", escribe el artista en el catálogo de esta exposición. Palazuelo, ante la avalancha de llamadas a su estudio, recordó ayer que había sido el primer español en recibir en París en 1952 el premio Kandinsky. Cuando presentó sus dibujos, tras la antológica del Reina Sofía en 1995, el artista señaló que mantiene las mismas inquietudes desde su primera exposición en 1955. "Desde que descubrí mi sistema de trabajo o concepción plástica, mis ideas sobre la forma, el problema o el misterio de la forma, de la transformación, el paso de unas formas en otras en una infinita variedad".

Cristina Iglesias, que ayer se encontraba "de vacaciones" en Nueva York, prepara una exposición de sus esculturas e instalaciones para el museo francés de Nimes, según su estudio.

En la galería Elba Benítez, de Madrid, se puede ver hasta el próximo día 18 el material gráfico de la última intervención de la artista en un proyecto público. La exposición Colaboraciones arquitectos artistas presenta, entre otros trabajos de diversos autores europeos, la reordenación de la plaza Leopold de Wael, en Amberes (Bélgica), situada en la entrada del Museo de Bellas Artes, realizada por el arquitecto Paul Robbercht. Los dos artistas explicaron la semana pasada en Madrid esta intervención urbana. En esta zona, Cristina Iglesias terminó el pasado mes de mayo un estanque reflectante, concebido como "un estanque sobre un abismo". Tiene en el fondo un corte para el drenaje y mediante un reloj se van creando cuatro fases distintas que modifican el volumen del agua hasta convertir su superficie en un espejo.

Iglesias ya participó con otro artista de distinta generación en un proyecto plástico. Junto con Antoni Tàpies, los dos ocuparon el pabellón de España de la Bienal de Venecia de 1993, en un intercambio de propuestas y materiales y unidos por su "poética del silencio", según la comisaria, Aurora García.

La artista, que tiene piezas -unas celosías "para mirar y tocar"- en la colección permanente del Guggenheim de Bilbao, presentó el año pasado en este museo una muestra preparada por Carmen Giménez que se montó antes en la sede de Nueva York. En los espacios que forman sus instalaciones, con esculturas de formas arquitectónicas, Iglesias habla de la dificultad en el mirar, de lo oculto, a base de mezclar materiales, desde el cristal, el hierro y el cemento hasta fotos de paisajes o imágenes sobre metal.

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