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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Tras la muerte de Íñigo y Jorge Luis

El pasado 18 de noviembre, el cooperante vasco Íñigo Egiluz y el sacerdote colombiano Jorge Luis Mazo eran asesinados por un grupo de paramilitares en aguas del río Atrato.Los que les conocimos estamos consternados y rabiosos. La actuación sistemática de los grupos paramilitares en el río Atrato (al igual que en el resto del país) ha sido denunciada tanto por organizaciones colombianas como internacionales, sin que el Gobierno colombiano haya tomado ninguna medida para impedirla. Incluso después del ataque a la canoa donde viajaban Íñigo y Jorge Luis, la lancha de los paramilitares seguía desplazándose por el río a la vista de todos.

Quiero que mi dolor se transforme en denuncia: denunciar la falta de colaboración de las Fuerzas Armadas en los trabajos de búsqueda de los cuerpos, esgrimiendo falta de combustible, y denunciar que algunos de los paramilitares detenidos pertenecían a fuerzas de seguridad del Estado colombiano.

Mi estancia en Colombia el año pasado, colaborando junto con Íñigo, me permite denunciar a los asesinos y sus cómplices. Íñigo y Jorge murieron por ahogamiento en las aguas del río Atrato, pero quienes de verdad

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les ahogaron fueron los paramilitares; las empresas con intereses económicos en la zona que financian a estos grupos; las Fuerzas Armadas, colaboradoras de los paramilitares en muchas ocasiones y cómplices por omisión en otros; el Gobierno colombiano, con su pasividad y permisividad ante la situación de injusticia e impunidad que vive su país... Los Gobiernos extranjeros, la sociedad internacional, los medios de comunicación, que ante todo lo que pasa delante nuestro sólo volteamos la cabeza cuando es uno de los "nuestros" el que pierde la vida para esbozar "¡qué pena!" y seguimos adelante sin profundizar en las causas.Hoy se justifican diciendo que fue un accidente, que no sabían del buen trabajo que ellos realizaban denunciando manipulaciones inexistentes, etcétera, y continúan matando, aunque aquí no nos llegan los llantos.- .

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