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La regeneración cerebral abre nuevas fronteras

Un experimento en monos derriba un antiguo dogma y aporta nuevas perspectivas terapéuticas

La ciencia ha dado un salto gigante para desentrañar los misterios del cerebro, el órgano que guarda las claves de lo que significa ser humano y la singularidad del individuo. El hasta ahora dogma de que el cerebro de los adultos nunca genera nuevas neuronas acaba de ser anulado por el descubrimiento en la Universidad de Princeton de que cada día miles de neuronas nuevas aparecen en la corteza cerebral, el área en la que se desarrollan el intelecto, la personalidad y la memoria. Esto abre un nuevo y prometedor frente para tratar enfermedades degenerativas como las de Parkinson o de Alzheimer, y para entender la naturaleza de la memoria. Pero también abre un debate sobre el punto hasta el que se debe manipular el cerebro para detener su envejecimiento.

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Aunque el experimento se ha realizado en monos, los resultados implican que el mismo proceso de neurogénesis ocurre también en los seres humanos "porque las estructuras cerebrales son similares", según explican los biólogos responsables del hallazgo, Elisabeth Gould y Charles Gross. Los resultados de su investigación, publicada recientemente en la revista Science, han sido interpretados en la comunidad científica de EE UU como un hito revolucionario en la historia de la neurología."Esto nos obliga a analizar de nuevo la evolución del cerebro", reconocía William Greenough, director de investigaciones neurocientíficas de la Universidad de Illinois, una de las universidades que mantienen una intensa competencia científica con la de Princeton en la carrera por descifrar la función de las complicadas estructuras cerebrales. El principio en el que se han fundado los estudios neurológicos a lo largo del último siglo era que las personas nacen con una determinada dotación de neuronas que aumenta en los primeros años, pero que luego va disminuyendo con la edad y, paralelamente a ese proceso, el cerebro continúa interconectando las neuronas restantes, lo cual da lugar a la memoria y otras funciones.

A raíz del nuevo descubrimiento, se trata la teoría de que la memoria se crea no sólo entretejiendo las viejas células cerebrales, sino también las miles que se generan diariamente. Su función, dice Gould, es como un marcador de tiempo de las experiencias diarias, que registra cronológicamente para que la memoria no se convierta en un almacén desordenado. En otras palabras, se crean las páginas del libro neurológico de la memoria.

Indicios previos

El hallazgo no se ha producido en el vacío. Ya existían indicios que apuntaban hacia la posibilidad descubierta, aunque nadie había logrado resultados concluyentes. De hecho, en 1960 Joseph Altman, entonces científico del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), teorizó sobre el almacenamiento de los recuerdos recientes en un tren de células nerviosas nuevas, pero su afirmación fue rechazada en favor de la que sostenía Pasko Rakic, de la Universidad de Yale, que llegó a conclusiones opuestas tras analizar el cerebro de monos.El axioma de Rakic ha predominado hasta ahora, aunque empezó a tambalearse en el último año cuando Gould también demostró que se producía neurogénesis en el hipocampo del cerebro, una área que también interviene en la memorización. Además, en otro experimento anterior, Fernando Nottebohm, de la Universidad de Rockefeller, probó que los canarios producen nuevas neuronas en la corteza cerebral para aprender nuevas canciones.

Entre todas las posibles implicaciones y aplicaciones médicas de la neurogénesis, la principal es la regeneración del cerebro, tanto espontánea como inducida. "Significa que el mecanismo natural de reparación se podrá utilizar para reponer las áreas lesionadas", precisa Gould, que trabaja en el laboratorio de la Facultad de Psicología de la Universidad de Princeton, situada en Nueva Jersey, a pocos kilómetros de la ciudad de Nueva York.

Otro de los principales neurocientíficos norteamericanos, Eric Kandel, de la Universidad de Columbia, en Nueva York, apunta que dado que la mayoría de las enfermedades degenerativas se producen por la pérdida de células nerviosas, la neurogénesis posibilitaría, por ejemplo, el trasplante de las células nuevas en el cerebelo de los enfermos de Parkinson.

Los científicos coinciden en señalar que hay muchas razones para que los enfermos se sientan esperanzados, pero pasará tiempo hasta que puedan beneficiarse. El siguiente paso que piensan dar los biólogos de Princeton en su investigación es bloquear la formación de nuevas neuronas en el cerebro de los monos y observar los efectos que tienen en la memoria y el aprendizaje.

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