Los líderes del centro-izquierda quieren regular los mercados
Los grandes líderes de la socialdemocracia mundial coincidieron ayer en reclamar nuevas reglas internacionales que obliguen a los mercados financieros (verdaderas maquinarias desestabilizadoras que mueven miles de millones de dólares al día) a funcionar con más transparencia. Después de la retórica inaugural del sábado, el seminario de Florencia entró de lleno en los problemas de una economía global llena de oportunidades para los países ricos, pero también de riesgos, como han demostrado las graves crisis financieras de los noventa en México, Brasil, Rusia y la aparatosa caída de los mercados asiáticos.A la vista de la ineficacia demostrada por instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional para prever y afrontar estos cataclismos, el canciller alemán, Gerhard Schröder, reclamó una implicación mayor del G-8 (los siete países más ricos más Rusia) en el control de los mercados. Schröder pidió además la inmediata inclusión de China en el club de los países más desarrollados.
Un discurso que encontró coincidencias con el del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, empeñado en recordar a los hermanos menores europeos que el ejemplo económico americano es el único verdaderamente triunfador. Sin embargo, frente a Jospin y Schröder, que subrayaron la necesidad de establecer nuevas reglas internacionales para evitar futuras catástrofes económicas, Clinton hizo hincapié en la responsabilidad de los Gobiernos nacionales de los países en vías de desarrollo en estos cataclismos financieros. "Las políticas correctas son importantes y en estos países nos encontramos Gobiernos muy débiles", señaló.
Schröder, contra la OPA
Schröder reconoció en su intervención la necesidad de transformar el estado social alemán para hacerlo más eficaz. El canciller dedicó buena parte de su discurso a explicar el funcionamiento del sistema de cogestión empresarial que ha funcionado en Alemania en los últimos 50 años. Sus palabras parecían encerrar una referencia clara a la guerra que ha estallado esta semana entre las compañías de telefonía móvil Vodafone (británica) y Mannesmann (alemana). La OPA hostil lanzada por Vodafone contra Mannesmann, todo un ejemplo de iniciativa global, ha gustado muy poco al canciller y ha provocado incluso una reacción nacionalista en la prensa alemana. Schröder, un abanderado del mercado global, ha pedido ayuda a la Unión Europea y reclama leyes que frenen la OPA. Su homólogo británico no hizo referencia alguna a esta batalla de las telecomunicaciones en ninguna de sus intervenciones.
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