Aldecoa recibe el homenaje de su ciudad natal en el 30º aniversario de su muerte
Vitoria erige una estatua en bronce al escritor en el corazón del parque de su infancia
Josefina Aldecoa ya tiene adónde peregrinar. Así lo dijo ella misma ayer en Vitoria, emocionada, justo el día en que se cumplían treinta años de la muerte prematura de su marido, el escritor Ignacio Aldecoa. La ciudad natal y de la infancia del escritor le rindió un homenaje que incluyó la colocación de su figura en bronce en el céntrico parque de La Florida, presente con frecuencia en sus cuentos, y la lectura de algunos de sus poemas, recuperados por una edición de la Universidad del País Vasco que ahora será distribuida en todos los centros escolares públicos de Álava.
El lugar de las visitas futuras de Josefina Aldecoa será uno preferente, en el corazón del parque de La Florida, frente a la Casa de Cultura precisamente, y en el paseo que lleva hasta el actual Parlamento vasco, instituto de enseñanza media en la adolescencia de Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925-Madrid, 1969).Este parque, presente en muchos de los cuentos del escritor, como recordó su viuda, es, a su vez, el corazón verde de la ciudad de la infancia del autor. En la escultura, el novelista se yergue de pie, de cuerpo entero, vestido de sport, sujetando un libro abierto entre ambas manos, en actitud no tanto de leer como de "reflexionar sobre lo leído", según la idea que el escultor Aurelio Rivas dijo haber querido plasmar. "Hoy hace treinta años que Ignacio nos abandonó y hoy ha regresado al trozo de tierra que le pertenece", dijo su viuda.
Una calle, un colegio público y un premio literario de prestigio, el Ignacio Aldecoa de cuentos, llevaban ya el nombre del escritor en reconocimiento a su figura. Josefina Aldecoa se mostró agradecida y aludió a la "muestra de sensibilidad y refinamiento" que supone para una ciudad otorgar todas esas dedicatorias a un escritor.
Josefina Aldecoa citó a Rilke -"Mi patria es mi infancia"- para señalar que "la infancia y la patria de Ignacio están aquí, en este hermoso parque que aparece en muchos de sus cuentos". También citó a su marido cuando escribió que "el vasco es viajero por naturaleza, pero por donde quiera que va lleva la nostalgia de su tierra vasca y de su idioma dulce". "En los sueños y en el corazón de Ignacio Aldecoa anidó siempre esa nostalgia y el recuerdo imperecedero de su infancia vasca", señaló.
La familia del novelista, su viuda, su hija, su nieto y varios sobrinos, estuvo acompañada de algunos amigos de la infancia y compañeros de colegio de Aldecoa. También se acercó a Vitoria el director de cine Mario Camus, que adaptó a la pantalla tres obras de Aldecoa. Su mujer agradeció también a las autoridades locales: el Ayuntamiento ha contribuido con cinco millones al buen fin de una iniciativa que surgió en 1994 del seno de la Asociación de Amigos de Ignacio Aldecoa, y que recaudó inicialmente 1,7 millones mediante una cuestación popular.
En un acto casi íntimo y con un auditorio recogido, se recitaron algunos poemas del autor, sin duda lo más desconocido de su obra, agrupados en el volumen Islas sin mapa, que publicó hace dos años, en euskera y castellano, la Universidad del País Vasco en su colección Poesía Vasca de Hoy.
La traducción al vasco la realizó el poeta Felipe Juaristi, premio Euskadi de Literatura 1998, y él mismo se encargó ayer de recitar los poemas en ese idioma, que el autor desaparecido no dominaba. En castellano lo hizo Pello Zabaleta, ganador hace unos años del Premio Ignacio Aldecoa. El libro será reeditado ahora a cargo de la Diputación Foral de Álava, que ha decidido ponerlo en las estanterías de todas las ikastolas y centros públicos de la provincia.
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