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10 AÑOS SIN MURO

Kohl evitó la legitimación de Alemania Oriental como un Estado democrático

Pilar Bonet

El ex canciller alemán Helmut Kohl rechazó la idea de integrar a la República Democrática Alemana (RDA) en la Comunidad Europea en el marco de un "acercamiento escalonado" entre los dos Estados alemanes, por miedo a que ello fijara la división de Alemania. El claro rechazo de Kohl a una estrategia que pasara por la integración previa de la RDA en Europa se produjo en un restringido círculo de colaboradores, que se reunieron para elaborar en secreto el Programa de los 10 puntos, el 23 de noviembre de 1989.

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Así lo ha contado a EL PAÍS Michael Mertes, uno de los participantes de la reunión y uno de los redactores del programa que el canciller presentó al Bundestag (Parlamento federal) el 28 de noviembre. Mertes, que entonces era el responsable de los discursos de Kohl (excepto los económicos y financieros), fue después jefe de la sección de análisis políticos de la Cancillería hasta el cambio de Gobierno en 1998. Hoy es comentarista en el semanario Rheinische Merkur.La reunión de los allegados de Kohl en el bungalow del canciller en Bonn es uno de los momentos claves en el proceso de reunificación, ya que fue allí donde Kohl se puso a la cabeza de una política agresiva para lograr este fin. La idea de articular aquella política en un documento de 10 puntos fue del consejero de Kohl, Horst Teltschik.

Tras la apertura del Muro, el jefe del Gobierno de la RDA, Hans Modrow, propuso a la RFA la firma de un tratado que fijara una relación especial entre los dos países. Kohl se veía presionado a actuar para evitar que los alemanes tuvieran la impresión de que el Gobierno estaba desbordado por los acontecimientos, según recuerda Mertes.

Kohl quería evitar a toda costa pasos que legitimaran a la RDA como Estado. En el bungalow, cuando Mertes propuso la posibilidad de integrar a la RDA en la Comunidad Europea, el canciller la rechazó con rotundidad. Los dirigentes germano orientales "la hubieran aceptado inmediatamente", porque para ellos la fórmula "hubiera sido una garantía para el mantenimiento de dos Estados", le argumentó Kohl a Mertes.

"Si una RDA democrática fuera miembro, como Estado, de la Comunidad Europea, entonces ya no habría ninguna necesidad de unirse", afirmó Kohl, según recuerda su colaborador. "El canciller vio también muy claro que la disposición de los alemanes occidentales a asumir determinadas cargas dependía del sentimiento de ser un país", señala Mertes. Con la misma lógica de evitar la legitimación de la RDA como Estado, Kohl rechazó la idea de una confederación entre las dos Alemanias, y prefirió hablar de "estructuras confederativas" con la RDA.

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Kohl mantuvo el Programa de los 10 puntos en secreto para evitar que su ministro de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, le arrebatara protagonismo. Para entender aquel proceder hay que recordar aspectos de política interior que entonces eran muy importantes, pero que son postergados en análisis posteriores. "Una parte del efecto del programa dependía de la correcta escenificación del tema", señala Mertes, que recuerda la rivalidad existente entre Kohl y su ministro de Exteriores. "No hay que olvidar que en la primavera de 1989, Kohl había experimentado su gran crisis . No hay que olvidar que se acercaban las elecciones federales y que Genscher mantenía contactos manifiestos con el socialdemócrata Óskar Lafontaine, quien entonces era la personificación de la modernidad, mientras Kohl parecía representar el pasado", advierte Mertes.

En el marco de aquella rivalidad entre el canciller y su ministro de Exteriores, que pertenecía al partido liberal, "para Kohl era muy importante que se le identificara claramente con la política emprendida y no dejar al otro ninguna oportunidad de estroperle el juego", dice Mertes. Y agrega: "No sólo suena maquiavélico, sino que fue maquiavélico".

El analista, que aún conserva un ejemplar del Programa de los 10 puntos con las correcciones de Kohl, recuerda que el canciller introdujo una "diferencia cualitativa" en el borrador que le enviaron. Kohl apostó más fuerte por el concepto de "reunificación" que sus colaboradores se habían abstenido de definir.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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