"Mantiene las constantes vitales"
Alguien pidió a los presentes un diagnóstico rápido sobre la salud del español. Violeta Demonte tomó la palabra y dijo que siempre había sido bueno y que seguía bien, que era una poderosa lengua de cultura, que había entrado en los lenguajes informáticos y en las redes de comunicación, y que quizá le faltaba, para ser saludable de verdad, convertirse en una poderosa lengua de ciencia, aunque, añadió, eso no dependía de la lengua, sino de la ciencia. Lázaro Carreter prefirió no entrar en muchas honduras, y dejó caer uno de sus dardos envenenados, al decir: "Mantiene sus constantes vitales". García de la Concha siguió el juego y manifestó que si el equipo médico habitual decía que no había novedad, había que estar tranquilos.
Luego, al acabar el acto, Ángel Martín Municio abundó en la tónica, y declaró que el parto de trillizos (por los tres volúmenes) había sido muy satisfactorio.
Más en serio, el filólogo entró a fondo en el problema de la ciencia y el idioma, y explicó que el español no será una lengua de cultura verdadera hasta que la ciencia no se escriba en español.
El académico cree que la culpa de esa carencia es un poco de todos: de la sociedad, que no cree en la ciencia como parte de la cultura; de los científicos, que no bajan lo suficiente a los medios; y de los medios, que no suben lo que deberían hacia los científicos.
Martín Municio aclaró que será un paliativo la próxima publicación del Diccionario de la Ciencia, que ultima para el mes que viene la Academia de Ciencias. La obra, "imprescindible para la sociedad culta pero no científica", incluirá 500 biografías de investigadores.
Babelia
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