Reciclar y eliminar

Hasta la fecha se manejaban tres sistemas de tratamiento para los aerosoles llenos inservibles. El primero de ellos era el pinchado de los envases en la propia planta fabricante. Con este método el gas propelente sale a la atmósfera y genera, como en el caso de los CFCs, daños evidentes. Sólo se recogían los líquidos, sin ningún aprovechamiento de los metales. Otra alternativa era la de enviarlos a vertederos, con el escape de los gases propelentes y con el riesgo de que los líquidos contaminasen las capas freáticas. Por último, cabía la posibilidad de enviarlos a gestores autorizados para su incineración, realizada sin ningún tipo de aprovechamiento. Ahora, con Aecosol, los GLPs y el DME son vendidos a distribuidores de productos petrolíferos para su consumo como combustibles (las lacas, por ejemplo, contienen etanol como disolvente, de alto poder calorífico, que es aprovechado en la industria cementera) o para su reutilización tras purificarlos. Los CFCs pueden ser vendidos para su utilización en instalaciones frigoríficas, una vez regenerados. Los restantes son vendidos a un gestor autorizado que los incinera en el extranjero. Aecosol tiene siete empleados y un completo proceso de automatización de los sistemas de almacenamiento y transformación de productos. Los líquidos obtenidos se almacenan en depósitos y se envían en camiones cisterna a gestores autorizados para su eliminación final, si no son reutilizables, mientras que el papel y el plástico se reciclan.