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LAS CUENTAS DEL ESTADO PARA EL 2000.

El Gobierno eleva el gasto por encima del crecimiento económico y confía en reducir el déficit

Los pagos aumentan un 4,7%, un punto más que el PIB, los ingresos un 5,7% y el objetivo de inflación baja al 2%

Los Presupuestos para el año 2000, entregados ayer en el Congreso, confían en que se mantenga la buena racha económica, con bajos tipos de interés y una inflación en descenso, para conseguir su principal objetivo, la reducción del déficit público. Según las previsiones del Gobierno, la economía crecerá un 3,7%, la inflación será del 2% y el déficit bajará al 0,8% del PIB, con un superávit del 0,1% en la Seguridad Social, por primera vez en la historia.De las cifras presentadas ayer, se desprende que se trata de un Presupuesto de corte expansivo. Los gastos consolidados (Estado, Seguridad Social y organismos autónomos) se elevan a 32,68 billones de pesetas, un 4,7% más que el año anterior, por encima de la inflación prevista (2%) y del crecimiento real de la economía esperado (el 3,7%, descontada la inflación). Es inferior, sin embargo, al crecimiento nominal estimado (5,8%, con inflación). El PIB se eleva a 97,8 billones de pesetas. En el caso sólo del Estado, el gasto aumenta también un 4,7%, aunque este incremento se reduce al 3,6% si se descuentan los 215.000 millones que asume de prestaciones sociales no contributivas, antes financiadas por la Seguridad Social. Sería, sin embargo, superior en 400.000 millones si se añaden los gastos de personal y corrientes que se traspasan a las comunidades autónomas para enseñanza no universitaria.

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Dentro de los gastos del Estado, decrecen por este último motivo los destinados a personal (-7,8%) y los corrientes (-0,2%). Igualmente, bajan los empleados en el pago de los intereses de la deuda (-7,7%, 236.000 millones de pesetas), "gracias a la favorable evolución de los tipos de interés", según se señala en la documentación oficial.

Por el contrario, crecen muy por encima de la media las partidas destinadas a transferencias corrientes (un 12%) -debido a que se asumen las prestaciones sociales no contributivas-, al incremento de las dotaciones al Insalud (6,4%), a las mayores aportaciones al Presupuesto de la la UE (9,6%) y, sobre todo, por las destinadas a las comunidades autónomas (31,6%). La inversión pública estatal aumentará un 6,6%.

Por el lado de los ingresos, los Presupuestos consolidados del 2000 ascienden a 31,68 billones de pesetas, un 7% más que el año anterior. En lo relativo al Estado, el crecimiento se sitúa en el 5,7% respecto de la previsión de ingresos para 1999 y en el 6,2% sobre el Presupuesto inicial de este ejercicio. En ambos casos, por encima del crecimiento económico real esperado (3,7%) y en línea con el crecimiento nominal (5,8%).

El vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, aseguró ayer que uno de los logros de esta legislatura es que se ha conseguido "una mejora de la elasticidad de los ingresos"; es decir, aumentar la recaudación, pese a la rebaja de impuestos. Para los ingresos impositivos se prevé también un crecimiento del 7% (sobre el avance de liquidación de 1999), y un descenso del 3% para el resto. La presión fiscal se mantiene, tras haberse incrementado en 1999.

Para el 2000 son residuales los efectos de la reforma del IRPF (en 1999 inyectó 800.000 millones en la renta familiar), pero se congelan los impuestos especiales (50.000 millones), hay nuevos incentivos para innovación tecnológica (60.000 millones) y bajan las retenciones sobre dividendos (23.000 millones) y para profesionales (28.000 millones). A estas cantidades que se dejan de ingresar hay que añadir, en todo el sector público estatal, la revalorización de las pensiones y el aumento de las más bajas (medio billón de pesetas más, un 5,7%, incluidos los nuevos jubilados), el fondo para funcionarios (13.000 millones), la bajada de las cotizaciones sociales para contratos fijos (40.000 millones) y la nueva prestación para parados mayores de 45 años (50.000 millones).

Leña al fuego

Todo ello da idea de que, también por el lado de los ingresos, se trata de unos Presupuestos que volverán a echar leña al fuego de la demanda interna. Esto no se recoge así en el cuadro macroeconómico en que se basan estos Presupuestos, ya que se prevé que se desacelere el consumo de los hogares, desde el 4,4% en 1999 hasta el 3,7% en el 2000.

Rato explicó que la clave está en que baja el ritmo de creación de empleo, desde el 3,2% en 1999, hasta el 2,7% en el 2000; es decir, 450.000 nuevos puestos de trabajo, frente a casi 390.100 en 1999. Añadió que espera un menor afloramiento de empleos sumergidos que en 1999, año en que 5.000 nuevos empleadores declararon retenciones de sus trabajadores. Tampoco se espera que se produzca un recorte salarial, ya que la recomendación del Gobierno es que el incremento sea del 2%, igual que la inflación prevista. Al respecto, Rato mostró su convencimiento de que los precios se sitúen en ese porcentaje, cuatro décimas por debajo del objetivo para 1999 (2,4%) y muy por encima de la media de los países del euro (1,2%).

El vicepresidente mostró al respecto una gran tranquilidad: "No estoy seguro de que países con un 0,6% de inflación y con un crecimiento inferior al 2% estén más satisfechos". La "ventaja" española, según Rato, es que "nuestro crecimiento es muy superior", el 3,7%. "Hay gente más incómoda en la otra banda", remachó.

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