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Entrevista:47º FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

"Lo romántico es un hombre con el corazón muerto"

Elsa Fernández-Santos

Onegin, la película de Martha Fiennes protagonizada por su hermano Ralph, clausuró ayer fuera del concurso la 47º edición del festival de San Sebastián. Basada en una novela de Alexandr Pushkin, la película narra el tormentoso amor de un cínico aristócrata ruso por una bella y joven provinciana a la que en principio rechaza. "No existe nada más romántico que un hombre con el corazón muerto", afirma Ralph Fiennes, para quien "el amor de Onegin no es generoso, es desesperado"."Onegin es uno de esos antihéroes romántico que me interesan. Es uno de esos antihéroes que Byron cristalizó. Es uno de esos tipos desafectados, duros de corazón y algo perversos. El acercamiento de Onegin a la vida es negativo, sus raíces están en El paraíso perdido, de Milton, puede ser ángel o diablo. Es un alma perdida que contempla la vida con una distancia cínica, que no es feliz en este mundo. Se trata de un hombre presumido que se observa a sí mismo. Es un tipo complicado, extraño y aislado. Un reto para un actor".

Ralph Fiennes (Gales, 1963) habla muy despacio, subraya cada idea con varias reiteraciones, se detiene constantemente, extravía la mirada en una ventana o en un mueble, y sigue sin perder el hilo de lo que dice. Alguien próximo al actor comenta que su aparentemente extremada sensibilidad no es fingida. No es tímido, es muy frágil, aseguran.

El mayor de los siete hijos del fotógrafo Mark Fiennes y la escritora Jennifer Leah (una mujer excéntrica que, según explica Fiennes, les inculcó unos valores alejados de la disciplina y el estudio) cree que ser actor no es un ejercicio intelectual.

Fiennes se escuda en teorías ajenas para hablar de sus propias ideas sobre la interpretación: "En su obra Falso o real, David Mamet dice que lo que un actor debe hacer es guiarse por las palabras de su personaje. Considera que la actuación no es un ejercicio intelectual o racional, sino algo instintivo. Actuar tiene mucho que ver con la experimentación, es algo que viene de la nada, de la propia imaginación del actor. Para mí", prosigue el protagonista de Onegin, " la interpretación también tiene mucho que ver con la captación de un momento presente. Me interesan esos directores que se quedan con la primera toma, que buscan la emoción del primer contacto con el personaje, que aprecian la espontaneidad. El actor debe vivir con la duda de cómo será lo que ha hecho".

Ralph Fiennes no se considera muy versátil y por eso cree que todos sus personajes se parecen en algo, desde el nazi Amon Goeth de La lista de Schindler, hasta el Charles van Doren de Quiz show, pasando por el conde Lazslo Almasy de El paciente inglés. "Mi personaje de La lista de Schindler me abrió las puertas de un mundo que no conocía: Hollywood. Después de hacer esa película y Quiz show tuve la sensación de que en Hollywood me trataban como si existiera porque ellos me habían descubierto, daba igual si detrás tenía años de teatro o lo que fuera. Desde ese momento me iluminaban sus focos".

Fiennes vive en Londres ("me gustan Nueva York y Los Ángeles, pero para mí son centros de trabajo") porque se siente europeo y estudia ruso porque está "fascinado" por la cultura y la gente de aquel país. "Me hubiera gustado que Onegin se rodara íntegramente en San Petersburgo, pero no pudo ser. Lo que se ve de la ciudad", asegura, "es emocionante, sus avenidas y sus casas son de una belleza imposible. Me gusta la atmósfera de esa ciudad, es muy especial. Como me gusta la de Moscú, donde interpreté a Chéjov hace dos años. Fue muy interesante. Sé que Rusia es un país con serios problemas, que la vida allí es muy difícil, pero la gente tiene un imán para mí, me llega, me gustan. Me siento cercano a ellos, a su espíritu fuerte e irónico a la vez, su dura visión del futuro me atrae mucho".

Para Fiennes, no es Tatiana (la joven que le declara su amor y a la que él rechaza con cruel amabilidad) quien rompe su mirada cínica, sino el poeta Lensky, al que mata en un duelo.

"Onegin no esta enamorado de Tatiana, pero le intriga, siente curiosidad por ella. Onegin está vacío, es un hombre cansado del placer, que padece aburrimiento y melancolía. Lensky es el poeta idealista, mientras que él es un cínico que se burla de la vitalidad de su amigo".

Onegin mata a su amigo poeta en un duelo (Pushkin murió de la misma forma), y ese acontecimiento le revuelve contra sí mismo. A su vuelta, años después, a San Petersburgo se encuentra una noche con Tatiana (interpretada en el filme por la estadounidense Liv Tyler), que se ha casado con un primo suyo y ahora es princesa. Ahora es él quien la persigue y quien le suplica amor, "porque en ella se reencuentra con lo mejor de sí mismo".

Fiennes afirma que durante los próximos meses no rodará ninguna película porque estará en los escenarios de Londres interpretando a Enrique II y Coriolano: "No prefiero el teatro al cine, mentiría si dijera eso. Me interesan por igual los dos medios". Aunque ha sido el productor ejecutivo del filme, y su hermana, la directora, explica que el personaje no lo ha conducido en solitario. "Me gusta que me dirijan, que me digan lo que tengo que hacer, que me den ideas. Yo quiero que un director me dé apoyo, que me muestre un camino. Veo a los actores como niños pequeños, necesitados de atención y protección".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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