2,5 billones blanqueados por la mafia rusa alcanzan a Yeltsin y dañan a Gore y al FMI
El Congreso de EEUU anunció ayer la apertura de una investigación sobre la operación de lavado de dinero de la mafia rusa en el Bank of New York. "Podemos estar ante el mayor ejemplo de Gobierno cleptocrático de la historia moderna", declaró Jim Leach, presidente del comité de Banca de la Cámara de Representantes. Una información del diario USA Today aseguraba ayer que miembros del Gobierno ruso y personas próximas a Borís Yeltsin están vinculadas a la red de lavado del dinero mafioso recién descubierta y que podría dañar al FMI y al vicepresidente Al Gore.
El diario norteamericano, que cita fuentes anónimas, fuentes policiales y judiciales rusas, británicas y estadounidenses, asegura que "al menos cinco miembros del actual o los anteriores Gobiernos de Yeltsin, todos con acceso a los préstamos a Rusia del Fondo Monetario Internacional, están siendo investigados por sus presuntos papeles en el blanqueo de dinero". Son, siempre según USA Today, Tatiana Diachenko, hija y consejera de Yeltsin; Anatoly Chubáis, ex ministro de Finanzas; Oleg Soskovets, ex viceprimer ministro; Alexander Livshits, ex ministro de Finanzas, y Vladimir Potanin, ex vicepresidente de la Federación Rusa. Fuentes de la fiscalía general rusa añadieron al diario norteamericano que "es difícil creer que Yeltsin no estaba implicado, o al menos no estaba al corriente de lo que ocurría". El FBI y el Departamento del Tesoro, que realizan esta investigación en colaboración con medios británicos y rusos, han descubierto que las multimillonarias cuentas abiertas en el Bank of New York están a nombre de una empresa llamada Benex Worlwide, fundada por Semion Mogilevich, un líder de Solntsevo, la principal organización mafiosa rusa. Los investigadores sospechan que los miembros del entorno de Yeltsin le pidieron a Mogilevich que les ayudara a lavar en beneficio propio buena parte del dinero de los créditos del FMI recibidos por Rusia desde 1992. Mogilevich está en paradero desconocido desde que EEUU levantó la manta sobre la red de lavado de dinero en el Bank of New York. Por su parte, el Gobierno ruso, a través de su ministro de Finanzas, Mijail Kasyanov, niega que ningún miembro de los equipos de Yeltsin haya participado jamás en esta operación. Hasta ahora, el FBI y el Tesoro han podido encontrar el rastro de 15.000 millones de dólares (casi 2,5 billones de pesetas) colocados por la mafia rusa en cuatro cuentas del Bank of New York y una del Republic National Bank, otra entidad de esa ciudad. Y calculan que de ese inmenso tesoro unos 10.000 millones de dólares proceden de los créditos a Rusia del FMI. El resto procedería de préstamos del Banco Mundial e ingresos obtenidos por la mafia a partir de la prostitución, la extorsión e incluso el asesinato a sueldo.El FMI ha abierto su propia investigación para determinar la posible desviación de los préstamos que ha concedido a Rusia. John Odling-Smee, director del departamento ruso del FMI, defendió ayer su actuación en una carta publicada por The Wall Street Journal. "Los préstamos del FMI", dijo, "han sido empleados en legítimos fines gubernamentales, como el equilibrio del déficit presupuestario". Por su parte, el Bank de New York ha suspendido de empleo y sueldo a dos altas ejecutivas de origen ruso: Natasha Gurfinkel Kagalovsky y Lucy Edwards. El esposo de la primera, Konstantin Kagalovsky, fue representante ruso en el FMI y es ahora vicepresidente del gigante petrolero ruso Yukos. La operación ahora investigada puede ser una de las más grandes en materia de lavado de dinero jamás realizadas en EEUU. De confirmarse, el desmantelamiento de esta red puede tener incalculable importancia. Se confirmarían las sospechas de los vínculos entre las autoridades rusas y la mafia emergida tras la caída del comunismo, y las relativas a la desviación de los créditos del FMI hacia los bolsillos de los gobernantes de Moscú. También resultaría afectado el actual vicepresidente y principal aspirante demócrata a la Casa Blanca, Al Gore, que en los últimos años ha defendido la política de apoyo incondicional a Yeltsin y ha sostenido estrechas relaciones con el ex primer ministro y multimillonario ruso Víktor Chernomyirdin.
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