San Sebastián se asienta en la vanguardia cultural tras inaugurar el Kursaal diseñado por Moneo

San Sebastián vivió ayer un singular día K, sin soldados ni uniformes de guerra, pero con un desembarco de autoridades en toda regla. El alcalde de San Sebastián, Odón Elorza; el lehendakari, Juan José Ibarretxe; el diputado general de Guipúzcoa, y el secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, entre otros, participaron en un acto con el que se brindó por las expectativas que levanta el Palacio de Congresos y Auditorio del Kursaal, un edificio de vanguardia, diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, que se alza impetuoso en la desembocadura del río Urumea y lanza a la ciudad un desafío de futuro.La ceremonia inaugural supuso la plasmación de un sueño de más de nueve años y 9.000 millones de pesetas: reinaba la satisfacción. La más explícita, sin duda, la de Rafael Moneo, que vio por fin concluida una obra arriesgada. La ocasión lo merecía, y el arquitecto no tuvo empacho en mostrar su cara más sonriente al acceder al edificio. No se dio baños de autocomplacencia y con humildad dijo: "Quizá una de mis más íntimas satisfacciones es que el Kursaal difiere en muy poco del proyecto presentado a concurso". Moneo planteó su obra como una respuesta lírica al paisaje de la Zurriola, con el ánimo de lograr la armonía entre la geografía y el hombre; en definitiva, como dijo ayer, de expresar en dos rocas "la celebración del encuentro con el mar". Su idea abstracta se plasmó ayer en la inmensidad de dos cubos que estrenaron Ainhoa Arteta y la Orquesta Sinfónica de Euskadi.