"Ciberokupas" se apropian en Internet del nombre de grandes empresas españolas
Repsol ha sido la última víctima, a manos de un estudiante tunecino de 26 años
A Repsol-YPF, la décima petrolera más importante del mundo, le han robado su sitio en Internet. Un ciberokupa tunecino, de 26 años, ha registrado a su nombre la página www.repsol-ypf.com, y ahora escucha ofertas de la compañía. Otras grandes multinacionales y también empresas españolas se han visto en problemas por la rapidez de los ciberokupas y la facilidad con la que se patentan los dominios terminados en .com, .net y .org. El Senado de EEUU planea acabar con ellos. Algunas compañías han pagado hasta 530 millones por recuperar su nombre.
Repsol sacudió el mundo de los negocios hace dos meses, al anunciar la compra de la petrolera argentina YPF por más de 2,2 billones de pesetas. La operación, considerada por los analistas como uno de los mejores negocios de los últimos tiempos, tuvo en cuenta todos los detalles -incluido el beneplácito del Gobierno argentino- menos uno: la Red. Nadie en la nueva empresa, que ahora se llama oficialmente Repsol-YPF, se ocupó de registrar el que debería ser el web natural de toda multinacional que se precie: www.nombrepropio.com.Anis Darragi, un estudiante tunecino que ejerce de ciberokupa (cybersquatter, en inglés) junto a sus amigos de San Francisco (California), se les ha adelantado, y ha registrado a su propio nombre la dirección soñada: www.repsol-ypf.com. Ahora escucha ofertas, y espera hacerse millonario como tantos otros pícaros virtuales que, con sólo leer atentamente los periódicos, han registrado por 35 dólares (unas 5.000 pesetas) nombres por los que después han cobrado cientos de millones.
Los responsables de Repsol en Madrid no quisieron hacer ningún comentario sobre el asunto el viernes pasado. Un empleado de la división informática de la empresa, sin embargo, reconoció a este periódico que ya se habían producido contactos con Darragi.
Repsol, a pesar de todo, podría acabar teniendo suerte. Darragi, un tanto ingenuo -o quizás escondiendo sus pretensiones reales-, dice que el precio de venta de la página es de 1.000 dólares (unas 160.000 pesetas), una cantidad irrisoria si se la compara con lo que han conseguido algunos de sus colegas. "Somos una empresa pequeña", se excusa.
Las otras posibles (aunque peores) variantes del nombre también están registradas: repsolypf.com la tiene una empresa neoyorquina, y las otras posibilidades, ypf-repsol e ypfrepsol.com, están en manos de un argentino de la localidad de General Las Heras, a 50 kilómetros de Buenos Aires. Repsol ha registrado las páginas repsol-ypf.net y repsol-ypf.org, dominios que puede utilizar pero que no tienen el glamour de la terminación .com, la más utilizada del mundo. Actualmente, Repsol posee una página en Internet a la que se accede desde las direcciones repsol.com y repsol.es.
500 millones
El que no se ha cortado es el empresario surcoreano que, a partir de la lectura de prensa -el arma letal de los ciberokupas-, registró la página www.exxon-mobil.com poco antes de que se concretara la fusión de las dos megapetroleras, a principios de año. El hombre pide más de 150 millones de pesetas por el registro. De momento, el récord siguen siendo los 530 millones que pagó la fábrica de ordenadores Compaq por el dominio www.altavista.com, donde situó su portal y buscador Altavista, uno de los más visitados por los internautas de todo el mundoLa importancia de ser uno mismo en Internet, de tener una página con el nombre deseado, es fundamental para las grandes empresas. Todas ellas -y las que presumen de serlo- tienen página con su nombre y en dominios .com, la terminación más conocida por los internautas mundiales y que es tecleada automáticamente cuando no se está seguro del nombre buscado.
Aquí es donde entran a jugar los ciberokupas. Conocedores de mecanismo de búsqueda de los usuarios de Internet -muchas veces aleatorio, por desconocer el nombre exacto de las páginas-, se dedican a registrar nombres de marcas o personas famosas (o frases con gancho) para después venderlos al mejor postor. Una pequeña empresa neoyorquina vendió este año por 160 millones de pesetas el apetitoso dominio wallstreet.com a una empresa de comercio electrónico, y el propio Woody Allen debió soportar la humillación de que en la dirección woodyallen.com se estableciera una página pornográfica con fotos de mujeres orientales.
Las direcciones terminadas en .com, .net y .org no tienen copyright, por lo que su propiedad es autónoma y recae sobre el primero al que se le ocurre la idea. Reservar un dominio es gratis en muchas de las empresas que ofrecen este servicio, pero asegurarse la propiedad puede costar sólo 5.000 pesetas. Un mercadillo de direcciones en venta puede verse en la dirección www.domainmart.com.
Los días felices de los ciberokupas, sin embargo, podrían estar llegando a su fin. La semana pasada, el Senado de Estados Unidos aprobó un proyectó para prohibir el registro de nombres de marcas o personas famosas, que tendrán derecho en el futuro, si la Cámara de Representantes convierte el proyecto en ley, a demandar a los ciberokupas y reclamar para sí mismos la titularidad de la página.
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