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El Festival de Salzburgo se inaugura con el estreno de una ópera de Luciano Berio

Cálida acogida a "Cronaca del luogo", con la soprano Hildegard Behrens de protagonista

ENVIADO ESPECIALEl Festival de Salzburgo se inauguró la noche del sábado con el estreno mundial de Cronaca del luogo, ópera del compositor italiano Luciano Berio (1925). No hubo división de opiniones, al menos exteriorizada, en la Felsenreitschule. El público acogió la obra con 10 minutos de aplausos para los cantantes -especialmente intensos para Hildegard Behrens-; los músicos del Klangforum de Viena; el director de orquesta, Sylvain Cambreling; el coro Arnold Schoenberg; el equipo escénico; la libretista, Talia Pecker Berio, y el compositor.

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En Cronaca del luogo (Crónica del lugar) se utilizan como pretexto algunas escenas del Antiguo Testamento pero no se narra una historia lineal. Estructurada en un prólogo y cinco escenas, la acción musical, como le gusta decir al compositor, utiliza como metáfora el concepto de muro y, sobre todo, su correspondencia con el de plaza.Como en todas sus obras líricas para el teatro, Berio hace una reflexión sobre el género operístico y, en particular, sobre el hecho de la representación. Concebida especialmente para la Felsenreitschule, el muro y la plaza son, respectivamente, en Cronaca la pared en que están situados los tres pisos de galerías con sus arcadas y el inmenso escenario con el simbólico árbol a un lado. Luogo hace también referencia a uno de los tradicionales sustitutos judíos del nombre de Dios. Cronaca del luogo sería en ese sentido una Crónica de Dios, o quizá una puesta en duda de su presencia.

La orquesta y el coro se colocan verticalmente en las galerías. El efecto escenográfico es inquietante, y más aún cuando se refuerza con la luz, como en la cuarta escena. Entonces, las figuras humanas adquieren el significado de una comunidad de vecinos. Están los músicos, y están los cantores, pero también una señora con una lámpara de pie y un mueble en que se apoya un recipiente de cristal con peces de colores. Algunas escenas hacen referencia a situaciones bíblicas concretas como las de Jericó y Babel. Varios solistas instrumentales bajan del muro a la plaza y se integran en la acción escénica como actores teatrales.

El personaje de R. Rahab, interpretado por Hildegard Behrens, lleva el hilo conductor y narrativo desde la vocalidad de este viaje por la memoria a través de unos paisajes bíblicos aderezados por citas de autores más cercanos en el tiempo. Del Escucha el tiempo de la noche (Deuteronomio) que canta el coro inicial, a las Voces de un sutil y largo silencio, inspiradas en Paul Celan, de la formidable escena coral final, hay un camino en que se integran, o tratan de integrarse, en una compleja polifonía los diferentes elementos musicales, textuales y dramáticos.

Juego de tensiones

La música de Berio es magnífica. Misteriosa, perfectamente articulada en su continuidad y en su juego de tensiones, sorprendente en sus sugerencias de la confusión o el lamento. Está, claro, interpretada por una orquesta y por un coro excepcionales. Entre los cantantes sobresale el magnetismo de Hildegard Behrens, un animal escénico en que se funden el presente y la memoria. ¿Quién teme con estos mimbres a la música contemporánea?El escenario está prácticamente vacío al comienzo. El árbol de siempre, una pequeña pirámide de piedras, un montón de ropa usada, casi pegada al público, del estilo de la Venus de los trapos, de Pistoletto.

La escenografía se mueve entre el arte povera y, más remotamente, tiene un punto de conexión con el arte paisajístico. La sensación de movimiento viene de un grupo de actores-bailarines. Crean una ilusión de vida por la que la música trascurre. Y a veces transmiten también una banalidad irritante.

El personaje del general aparece en la escena del asedio montado en una de las vacas pintadas que ahora llenan las calles de Chicago y antes estuvieron en Zúrich. El efecto es discutible, pero incide en un concepto plástico inmediato, popular.

En la tercera escena, la de la torre de Babel, se resuelve con agitación teatral lo que la música presenta como un particular gran scherzo. Todo tiene su lógica, y, sin embargo...

"No hay cómodas respuestas; solamente incómodas preguntas", ha declarado Berio a un periódico austriaco. Se impone una duda por encima de las demás. ¿Sugiere la música lo que el texto y la representación proponen? Los puntos de apoyo escasean si antes no se ha leído la génesis de una elaboración literaria.

No hay sobretitulación. El lenguaje teatral, el texto y la música alcanzan una madurez e independencia con sus propios códigos lingüísticos. Juntos, no se enriquecen. ¿Prima la música poi le parole? Es muy significativo que esto sea tan determinante en un compositor como Berio, tan atento en rodear sus obras para la escena de las palabras de los Calvino o Sanguinetti en sus óperas anteriores, o en grandes temas como los de Ulises o la Biblia en sus trabajos más recientes.

Electrónica en vivo

Talia Pecker Berio, nacida en Tel Aviv, ha elaborado el texto de la Cronaca del luogo. Claus Guth (1964) dirige la escena y Christian Schmidt (1966) se hace cargo de la escenografía y el vestuario. La matizada electrónica en vivo está realizada por el Centro Tempo Reale de Florencia sobre un sistema de música interactiva desarrollado por el laboratorio de Informática Musical de la Universidad de Génova.Entre los cantantes, además del protagonismo de Hildegard Behrens en el papel de la figura central de R., destaca la mezzosoprano Monica Bacelli en el personaje de Orvid, una mezcla de Orfeo y David.

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