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Un juez congela la mayor cuenta de Greenpeace en Holanda

La última acción de Greenpeace ha sufrido un inesperado revés. Un juez holandés ha congelado la principal cuenta bancaria que la organización ecologista tiene en Amsterdam a petición de la compañía British Nuclear Fuels Limited (BNFL), una de las empresas que ha generado varios kilogramos de plutonio que se encuentran de camino a Japón. BNFL quiere asegurarse el cobro de los daños y perjuicios que le ocasionaron las acciones del grupo ecologista al retrasar durante varias horas la salida de uno de los buques que transporta la carga nuclear. La empresa británica reclama 90.000 libras esterlinas (unos 14,5 millones de pesetas). Greenpeace, que ha calificado la acción de "terrorismo financiero", asegura que no corre "peligro de quiebra", porque dispone de más de una cuenta bancaria, pero reconoce que podría tener ciertas dificultades si la situación se prolonga mucho tiempo. Desde Londres, un portavoz de BNLF ha indicado que la compañía no busca "arruinarles", sino garantizarse el cobro en el caso de que la organización ecologista resulte condenada.Los ecologistas denunciaron en días pasados el envío a Japón desde el Reino Unido de dos buques con media tonelada de combustible nuclear "susceptible de ser utilizado en la fabricación de hasta 60 bombas". La salida de uno de los barcos, el Pacific Teal desde Barrow, al noroeste de Inglaterra, fue retrasada unas horas en la madrugada del lunes por la acción de un grupo de Greenpeace. El buque pudo iniciar finalmente su viaje el mismo día por la tarde en dirección la puerto francés de Cherburgo donde el martes recogió su carga, unos 221 kilogramos de plutonio procesado y uranio. Junto a él, e igualmente con armamento pesado a bordo para protegerse de los ataques, salió el Pacific Pintal con más de 200 kilogramos de óxido de uranio y plutonio procedentes de la planta nuclear británica de Sellafield.

El juez holandés ha ordenado también a Greenpeace, que ha anunciado que seguirá a los buques en su recorrido hasta Japón, que sus activistas y lanchas se mantengan a una distancia de 100 metros cuando los barcos se encuentren atracados en puerto, y a 300 metros si están en el mar.

Las autoridades japonesas, francesas y británicas han desvelado que la ruta será la del Cabo de Buena Esperanza para, a través del Mar de Tasmania, dirigirse al Pacífico Suroeste. Según un comunicado de Greenpeace en España, los cargueros pasarán a primera hora del día de hoy "a cierta distancia de las costas gallegas y el domingo o el lunes por las Islas Canarias".

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