Discriminación en la caja
Las empleadas de Caixa de Catalunya celebran que el Supremo obligue a la entidad a replantear su política laboral por no ascender a las mujeres
"Las mujeres lo piden menos porque, entre otras cosas, dedican entre cuatro y cuatro horas y media diarias a tareas domésticas". Éste fue uno de los argumentos fundamentales del abogado de Caixa de Catalunya para defender a la entidad de ahorro durante el juicio en el que el sindicato CC OO la acusaba de discriminar a sus trabajadoras en la promoción de delegados de sucursal. La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que juzgó el caso hace unos meses, compuesto por dos magistradas y un juez, dio la razón al sindicato calificando las alusiones del letrado de Caixa de Catalunya de "inadmisibles". Este mes, los cinco magistrados de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, todos varones, desestimaban el recurso de casación interpuesto por la entidad y definía como "vehementes" los indicios acerca de la existencia de trato desigual en función del sexo en los ascensos de Caixa de Catalunya. Esta sentencia ha sido muy bien acogida por las mujeres del movimiento sindical, que ven ahora una puerta entreabierta para hacer valer sobre el papel sus derechos de igualdad en el trabajo.
Pero las más contentas y directamente implicadas son las 1.500 mujeres que trabajan para Caixa de Catalunya, que forman parte de los 4.800 empleados que la entidad tiene por toda España. "Yo soy de la promoción de hace 10 años y, que yo conozca, sólo hay una compañera que ha llegado a delegada de sucursal", explica una empleada en una agencia de Madrid. Ella es subdelegada, el peldaño justo anterior para llegar a directora de agencia. Pero subir el escalón no es tarea fácil. Según los datos aportados en la propia sentencia judicial, entre las 1.579 personas que Caixa de Catalunya contrató entre 1986 y 1998 -con gran paridad entre hombres y mujeres- el 77% de las plazas de delegado de sucursal fueron cubiertas por varones en ese mismo periodo. Las 52 plazas para director de agencia que había fueron solicitadas por 95 hombres y 31 mujeres.
Caixa de Catalunya, que no ha accedido a dar más explicaciones sobre este asunto alegando que su actual jefa de personal está de vacaciones, rechazó ante los tribunales la acusación de discriminación aduciendo que los cargos de confianza son de elección discrecional, a los que las mujeres no están vetadas, y que éstas no solicitan el cargo de director de agencia en la misma proporción que lo hacen los hombres. Algunas empleadas de la entidad consultadas aseguran que normalmente las personas que se presentan para dirigir una sucursal suelen ser personas que previamente han sido inducidas a ello desde la dirección. Ester Boixadera, delegada sindical de CC OO, fue la persona que elaboró todos los datos aportados por el letrado del sindicato durante el juicio. De ella es el mérito de haber demostrado los desequilibrios en la promoción laboral de la empresa y, por añadidura, de la desigualdad salarial entre sus empleados y empleadas. "La foto actual es que los hombres han ido promocionándose y las mujeres hemos quedado rezagadas", explica Boixadera. Para ella la situación no tiene justificación alguna porque desde mediados de los ochenta "las contratadas por Caixa de Catalunya tienen una preparación igual o incluso superior a la de los hombres, entre los que hay menos titulados universitarios". ¿La solución? "Que los mecanismos de ascenso sean lo más transparentes posibles. Esto acabará incluso con la discriminación de forma general, incluido los hombres, porque así todos sabremos a qué atenernos".
Desde la Federación de Banca y Cajas de Ahorro de CC OO se asegura que cuando elaboraron el estudio que objetivó la situación, lo primero que hicieron fue enviar una carta al entonces director general de Caixa de Catalunya, Francesc Costabella, solicitándole una entrevista para negociar una política compensatoria. "Todavía estamos esperando a que él o sus sucesores nos contesten", afirma Boixadera con la satisfacción de quien ya ha ganado el litigio.
Otras entidades le vieron antes las orejas al lobo. A causa de las presiones sindicales y por propia decisión, el Banco Bilbao Vizcaya (BBV) viene aplicando desde hace un par de años el programa europeo NOW (New Oportunities for Women), con el que la compañía vigila que no se produzcan discriminaciones ni en las promociones que contrata ni en los ascensos. Como el BBV, hay otras entidades de menor tamaño del sector financiero, como la Caja General de Granada o la Caja de Ahorros del Mediterráneo, que también aplican medidas correctoras para evitar situaciones de desigualdad. Pero el problema es que, a veces, los condicionantes externos no ayudan. Mónica es adminstrativa en una sucursal y afirma que prefiere cuidar a su hijo de un año que destinar ese tiempo a ascender en el escalafón. Sabe que, como reconocía el hoy despedido letrado de la entidad, para promocionarse hay que garantizar una dedicación draconiana en la que lo primero de todo es cumplir los objetivos de la empresa.
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