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España inmoviliza unas 390.000 botellas de Coca-Cola procedentes de Bélgica

El presidente de la multinacional pide perdón a los consumidores europeos

Los 390.000 botellines de Coca-Cola belga inmovilizados hasta ayer en España representan ya el 1,7% de lo que se consume de esa bebida en un día en todo el territorio español. Las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas retiraron ayer 157.500 botellas de 20 centilitros en el País Vasco, 144.000 en Cataluña, 20.600 en La Rioja y 8.500 en Cantabria, que se suman a las 61.400 de Zamora inmovilizadas el miércoles. El presidente de Coca-Cola, Douglas Ivester, lamentó desde Estados Unidos "los problemas ocasionados" a los consumidores europeos.

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De momento, sólo las consejerías de Sanidad de Cantabria y el País Vasco han confirmado que las botellas belgas inmovilizadas no corresponden a las series AV y AW que, según Coca-Cola, son las producidas en Amberes (Bélgica) y que podrían estar contaminadas con dióxido de carbono en mal estado, informa Naiara Galarraga. Casi todas las botellas inmovilizadas fueron introducidas en España por Agustín Gutiérrez, un importador de Zamora, quien luego las distribuyó por cuatro comunidades autónomas. Las únicas que no responden a este lote son las detectadas en Cantabria y La Rioja, que no están etiquetadas en inglés, como las de Zamora, sino en francés y, en unos pocos casos, en italiano.

A pesar de ello, la Dirección Regional de Salud Pública del Principado de Asturias -una de las comunidades adonde llegó parte del lote de Zamora- decidió ayer ampliar la inmovilización de las partidas de Coca-Cola a todas las de procedencia extranjera.

En Europa, la situación se mantiene estable, es decir, complicada para Coca-Cola, aunque con una leve mejoría. Bélgica levantó ayer la prohibición que pesaba contra algunos de sus productos -como Nestea o Aquarius- pero ha mantenido la que pesa sobre los productos centrales de la marca. Los otros países (Luxemburgo, Holanda, Francia y algunas zonas de Alemania) mantienen sus prohibiciones. En Alemania, las autoridades sanitarias del estado federado de Renania Westfalia (noroeste del país) decomisaron ayer 22.000 latas de Coca-Cola de los almacenes de un mayorista de la localidad de Geklsenkirchen. Además, retiraron centenares de refrescos de establecimientos en Colonia, Düsseldorf y otras ciudades.

Ayer, además, comenzaron a escucharse las primeras voces que ponen en duda las explicaciones de Coca-Cola sobre el origen de la contaminación. La empresa sueca Aga Gas, que provee de dióxido de carbono a la fábrica belga de Amberes (donde se produjo la contaminación), declaró ayer que ha revisado y analizado sus últimas entregas y que todas se encontraban "en perfecto estado".

La ministra francesa de Consumo, Marylise Lebranchu, mientras tanto, aseguró que un grupo de toxicólogos asesor le había asegurado que es "muy improbable" que un fungicida rociado sobre el exterior de los envases pueda causar enfermedades lo que, según Coca-Cola, es lo que provocó la intoxicación en la fábrica de Dunkerque. Además, la sociedad médica más prestigiosa de Bélgica, el Consejo Superior de Higiene, aseguró que no hay pruebas "todavía" de que haya una relación directa entre el consumo de Coca-Cola y los síntomas que presentan las 101 personas intoxicadas en ese país.

De forma escueta y con ánimo de cerrar la polémica, la central de la compañía Coca-Cola en Atlanta aseguró que los problemas en Europa no afectan a la bebida que se distribuye en el resto del mundo. También a través de una nota, el presidente de Coca-Cola, Douglas Ivester, afirmó que "lamenta profundamente los problemas que han sufrido los consumidores europeos en los últimos días". Las retirada de los productos defectuosos supone para la compañía la pérdida de menos del 1% de sus ventas en todo el mundo, que en 1998 fueron de 18.800 millones de dólares (unos 3 billones de pesetas). Bélgica es el país europeo con mayor consumo de Coca-Cola por persona (52 litros anuales); triplica en ese hábito a países como Francia y a los que fueron durante años los mayores consumidores, los alemanes. En España se consumen cada año 43,6 litros por persona.

Objeciones de la UE

Los problemas actuales de Coca-Cola en Europa se suman a las objeciones que puso la UE cuando esta compañía trató de comprar la empresa Cadbury Schweppes. El acuerdo tuvo que ser revisado para excluir muchos países europeos. "Quiero asegurar a nuestros consumidores, clientes y a los gobiernos de Europa", dijo Ivester, "que la compañía está tomando todas las medidas necesarias para garantizar que nuestros productos se ajustan a los mayores niveles de calidad". En este panorama, su eterno enemigo le ha ofrecido una mano: la compañía PepsiCo ha puesto a disposición de Coca-Cola toda la ayuda técnica que pueda necesitar para resolver los problemas en Europa. Un portavoz de la compañía aseguró que no es infrecuente que algunos departamentos de ambas empresas intercambien información.

Mientras, el presidente francés Jacques Chirac anunció ayer que, en el encuentro que ambos mantuvieron en París, propuso al presidente de EE UU, Bill Clinton, la creación de "un comité superior científico mundial para la seguridad de la alimentación". Dicha propuesta será examinada en la cumbre de los países industrializados del G-8 que se inaugurará hoy en la ciudad alemana de Colonia.

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