Simona Vinci publica en España su novela acusada de pedófila en Italia
La italiana Simona Vinci (Bolonia, 1970) no pudo tener un debú literario más sonado: su primera novela, De los niños nada se sabe, una historia de introducción al sexo entre un grupo de niños y adolescentes, fue recibida con aplausos de la crítica y acusada de pedófila. Dos años después, la novela llega a España (Anagrama, en castellano, y en catalán, Empúries).
El libro cuenta, con un estilo a veces cinematográfico, a veces onírico, un verano en un pueblo del norte de Italia durante el cual cuatro niños de 10 a 12 años son introducidos a los misterios de su propio cuerpo por un adolescente de 15. Las prácticas de sexo en grupo crecen al ritmo de la dureza de las revistas pornográficas que el mayor va aportando hasta terminar en tragedia. La dureza de la escena final y, sobre todo, la insólita reacción de los pequeños es lo que causó el revuelo en cuanto se publicó. Para Simona Vinci, quienes se escandalizaron "no entendieron la obra, pues mal puede ser considerada pedófila una historia en la que no aparecen adultos. Quise hacer una obra sólo con personajes infantiles precisamente por eso, para ver cómo se desenvolvían en un mundo cerrado, pero es evidente que el mundo de los adultos siempre encuentra el modo de penetrar en él, en este caso a través del mercado, en forma de revistas". Los personajes de la novela cambian a menudo esas revistas por bicicletas y juguetes, lo que demuestra, según la autora, "que los niños lo descubren todo, incluida la sexualidad, a través de los juegos. El problema aparece cuando la mirada del adulto, que a menudo es malsana, se entromete en esos juegos". Y concluye: "El escritor no puede censurar la realidad, así que si el mundo está enfermo, el escritor tiene la obligación de describir esa enfermedad. Lo que está claro es que nadie se va a excitar leyendo mi libro". Vinci, que asegura que cuando escribió esta historia estaba "muy enfadada con el silencio que el catolicismo impone en Italia sobre los casos de abusos a menores", navegó por Internet para comprobar lo fácil que puede ser acceder al material pornográfico.
Babelia
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