El paro tuvo en Navarra un escaso seguimiento por la división entre los sindicatos
La falta de consenso sindical en la convocatoria hizo que en Navarra la repercusión del paro fuera muy desigual y tuviera un limitado seguimiento en términos globales. Los sindicatos nacionalistas convocantes declararon estar "satisfechos", en palabras del responsable de ELA, José María Otaegi, mientras que UGT y CC OO, que se oponían a la huelga, y la patronal la consideraron un "fracaso" de la misma.
A diferencia de lo que sucede en el País Vasco, la mayoría sindical en la Comunidad Foral la ostentan UGT y CC OOO. Y ambas se oponían al paro convocado por las centrales nacionalistas por considerar que era innecesario -UGT y Comisiones han firmado un acuerdo con el Gobierno navarro para implantar las 35 horas en la Administración el próximo año- y respondía a los intereses "políticos" de ELA y LAB. Esta discrepancia de raíz marcó el sentido de la huelga. La mayor incidencia del paro se produjo en los sectores industriales de la comarca del Bidasoa, en el norte de Navarra y en el valle de Sakana, entre Pamplona y Alsasua. Sin embargo, la repercusión en el cinturón industrial de Pamplona fue bastante menor. Según ELA y LAB, de un 40%, cifra rebajada hasta un 10% por otras fuentes. Los paros no alteraron la vida ciudadana, aunque la Delegación del Gobierno desplegó un fuerte dispositivo policial que criticaron las centrales convocantes. El transporte urbano funcionó con absoluta normalidad en Pamplona y comarca y las compañías de autobuses interurbanas pudieron ejercer su trabajo sin mayores contratiempos. Una de las características más destacadas del día fue la tranquilidad y la escasez de incidentes de gravedad originados por la acción de los piquetes. La policía hizo un estrecho seguimiento a los grupos que recorrieron el barrio pamplonés de la Chantrea, la localidad vecina de Berriozar y las calles de la capital navarra. Los datos del seguimiento de la huelga variaron según quien las proporcionó. Los convocantes (ELA y LAB) reconocieron que hubo empresas industriales que secundaron totalmente el paro (Movinord, Bosch Siemens Electrodomésticos, Videcart, Papeles San Andrés, Iparlat, Industrias Cárnicas de Navarra Gráficas Estella o Cementos Portland) y otras muchas en las que la normalidad fue absoluta. Aunque el comercio abrió sus puertas con normalidad, el hiper de Eroski en Pamplona y numerosos supermercados de esa cadena secundaron la huelga en toda la comunidad. En Volkswagen, la principal empresa privada navarra, unos 1.200 empleados de un total de más de cinco mil secundaron la convocatoria de huelga, frenando la producción de vehículos en un 30%, según las cifras ofrecidas por ELA y LAB, aunque fuentes empresariales redujeron drásticamente estas cifras. Normalidad en la enseñanza La construcción se sumó al paro de forma desigual. La enseñanza, a excepción de algunas ikastolas y colegios, impartió clases con normalidad. En Alsasua hubo algunos problemas en la estación de Renfe debido al seguimiento del paro, pero no así en el aeropuerto de Noáin, donde la huelga no tuvo incidencia alguna. La zona sur de Navarra no siguió la convocatoria. En la zona de Estella fue muy escasa, y en el valle de Baztán y la zona de Sangüesa, salvo algunas empresas concretas, apenas se notó. La Delegación del Gobierno en Navarra calificó de "reducida" la influencia del paro en Pamplona y su comarca y el área de Tafalla. En la Administración foral y en los servicios públicos se cumplieron los sevicios mínimos. LAB, sindicato más votado por los funcionarios navarros, cifró en un 40% el seguimiento del paro en el Servicio Navarro de Salud, Instituto Navarro de Bienestar Social y otras áreas de la Administración, unas cifras que fueron reducidas notoriamente según los sindicatos que no secundaban la convocatoria. En realidad, todos los centros administrativos públicos abrieron sus puertas y atendieron al público con total normalidad. A primera hora de la mañana varios miles de personas se concentraron en el centro de la ciudad y se manifestaron por diversas calles apoyando la huelga, bajo una estrecha vigilancia policial que los convocantes denunciaron como "desproporcionada". La hostelería y los mercados trabajaron también ajenos al paro.
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