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53º FESTIVAL DE CANNES

El misterio de la cámara y el baile de las actrices

Guillermo Altares

ENVIADO ESPECIALLos dos directores con los que Pedro Almodóvar tenía menos ganas de competir en Cannes presentaron ayer sus filmes a concurso: el canadiense Atom Egoyan con El viaje de Felicia y el mexicano Arturo Ripstein con su versión de El coronel no tiene quien le escriba, ambos amigos del realizador español, quien no oculta que le encanta el trabajo de ambos.

Egoyan relata en su filme una historia de psicópatas, aunque, como siempre ocurre con su cine, lo hace alejado de los clichés al uso. "La mayoría de los filmes de este tipo están trazados con el mismo esquema: la serialidad de los asesinatos, mientras la policía intenta detener al culpable. En mi película, se traza la relación entre el psicópata y su víctima. La apuesta era mostrar a un hombre aparentemente bueno del que se fuese descubriendo su lado oscuro", aseguró el autor de Exótica a la prensa.

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"Las influencias que uno puede tener a la hora de hacer una película son insospechadas", dijo sobre una escena en la que la cámara se centra en un vaso de leche, que recordaba a la famosa subida de las escaleras en Sospecha. "En realidad, la secuencia estaba tomada de La bella y la bestia, de Jean Cocteau, pero luego, al verla, me di cuenta de que era Hitchcock, un cineasta que había tenido muy presente quizá de forma inconsciente, aunque yo no le puse una luz al vaso" Cámara y actor

En cuanto a su relación con los actores, Egoyan señaló que ahí reside la clave de sus películas y del cine en general. "Hay cosas que hacen los actores, a veces sin que ellos lo sepan, que te inspiran de forma decisiva. Hay algo extraordinario en la relación que se estable entre la cámara y el actor, algo totalmente misterioso".

Otro director que consigue entrar a fondo en ese misterio de los actores, el mexicano Arturo Ripstein, recibió encendidos elogios por parte de las protagonistas de su filme, Salma Hayek y Marisa Paredes. "Rodar con Arturo es completamente diferente a hacerlo con cualquier otro director", aseguró la intérprete mexicana afincada en Hollywood. "Si eres capaz de bailar, puedes trabajar con Ripstein. Tienes que tener un sentido muy acentuado del espacio, es un director con una visión plástica muy fuerte, como un pintor", agregó Hayek.

Marisa Paredes, con dos filmes en competición (éste y Todo sobre mi madre), fue aún más entusiasta. "Almodóvar y Ripstein han sacado lo mejor de mí, hasta ahora, y espero que puedan sacar mucho más. Ellos y otros, porque soy profundamente infiel", aseguró la actriz, con una marcada afonía, producida, según reconoció, por las entrevistas y también por algún exceso nocturno.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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