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GUERRA EN YUGOSLAVIA El debate en Alemania

Los Verdes alemanes reclaman un cese temporal de los bombardeos de la OTAN

Pilar Bonet

El congreso de Los Verdes alemanes aprobó ayer en Bielefeld una resolución muy crítica con la OTAN y la guerra en Yugoslavia, en la que se pide la interrupción unilateral y provisional de los bombardeos con el fin de dar a las tropas serbias la posibilidad de retirarse de Kosovo y atender a los refugiados. La jornada se inició en un clima de violencia, provocada por grupos de manifestantes que, coreando consignas como "Fischer, asesino", trataron de irrumpir en el polideportivo donde se celebraba el congreso y lograron varias veces colarse en él e incluso atacar a la presidencia.

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Hubo heridos, incluido el mismo ministro de Exteriores, Joschka Fischer, que sufrió una ruptura de tímpano, y el jefe del grupo parlamentario, Rezo Schlau, que fue golpeado en la cabeza por los manifestantes que bloqueaban el paso y que obligaron a retrasar el inicio del congreso más de una hora.Un numeroso contingente de policía antidisturbios, que resistió los embates de los manifestantes, practicó más de medio centenar de detenciones. Hasta los corresponsales más veteranos en Alemania no conseguían recordar nada parecido a la jornada de ayer, en la que no faltó un individuo que se paseó desnudo por la sala, y un desagradable olor provocado por los gases fétidos lanzados en ella.

La resolución del congreso de Los Verdes, que forman parte de la coalición del Gobierno de Gerhard Schröder, supone un compromiso entre los que querían un fin sin condiciones de los bombardeos y los que apoyaban al ministro de Exteriores Fischer, que en el plan de paz presentado el pasado abril contemplaba un alto el fuego de 24 horas, si se producía en paralelo un comienzo de retirada de las tropas yugoslavas de Kosovo.

La decisión de Los Verdes permite al ministro seguir ejerciendo su política, pero no le facilita la vida, ya que incrementa la presión sobre él y evidencia la profunda escisión del socio menor de la coalición gubernamental, a medio camino entre el partido surgido en la oposición y el ejercicio práctico del poder.

La resolución del congreso, producto de una criba de más de 100 mociones iniciales, se adoptó por 444 votos (57,7% de los 769 emitidos), frente a los 318 que obtuvo la alternativa de los pacifistas radicales, encabezados por el abogado berlinés Christian Ströbele.

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La resolución aprobada acusa a la OTAN de acelerar la catástrofe humanitaria en Kosovo y de haber cometido errores de cálculo al iniciar los ataques aéreos. Afirma también que el automandato de la Alianza Atlántica puede escalar la carrera de armamentos en el mundo. Fischer puso todo su prestigio en juego. Con la chaqueta aún manchada de pintura, afirmó que no estaba dispuesto a "aplicar" una decisión de interrumpir unilateralmente y sin condiciones los ataques de la OTAN sobre Yugoslavia. "Creo que un paro unilateral incondicional de los bombardeos da una señal equivocada a Milosevic, quien saldría reforzado y no debilitado. Si vosotros decidís esto, yo no lo aplicaré", dijo Fischer. "Yo entiendo de otro modo la participación de un partido verde democrático en el Gobierno", sentenció.

El ministro exhortó a los militantes a tener la "fuerza de la responsabilidad" para afrontar la contradicción de tener que parar a Milosevic con métodos militares y utilizar simultáneamente todos los métodos posibles para hacer que las armas callen de forma duradera. El ministro dijo que se alegraba de que los pacifistas radicales desearan mantenerlo en el cargo. Indicó, sin embargo, que no estaba dispuesto a representarles a cualquier precio. "Debéis crear las condiciones para que pueda seguir siendo un ministro de Exteriores con éxito y, con vuestra moción, saldré debilitado y no reforzado del congreso", les dijo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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