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EMPIEZA LA FERIA DE SAN ISIDRO

Un cartel plagado de jóvenes figuras entre las que falta El Juli define la categoría del abono

La caída de los toros, principal preocupación del empresario, José Luis Lozano

Están todos. Falta saber si además lo son. Un total de 28 festejos repartidos en 23 corridas de toros, tres novilladas y dos espectáculos de rejoneo servirá de exhaustiva reválida. Durante cuatro semanas, el escalafón casi al completo desfilará por Madrid desde hoy hasta el 9 de junio. Y entre tanto exceso, dos carencias: El Juli ("desde el principio, el apoderado nos dijo que consideraba prematura su presentación en Madrid", dice el empresario de Las Ventas, José Luis Lozano) y la de la debilidad de la ganadería brava ("las caídas de los toros, hoy por hoy, son el problema principal de la fiesta").

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Para Lozano, este San Isidro abre una nueva etapa. El empresario no duda en hablar de una nueva generación. "Lo que se ha visto hasta hace bien poco es algo anómalo en la historia de la tauromaquia. Nunca ha habido tantos toreros con tantos años de alternativa", dice y acude al Cossío: "Lo de Marcial Lalanda, con 20 años de alternativa, se puede considerar una excepción". "Las carreras de los matadores ahora son mucho más largas que antes. Incluso, y sin dar nombres, los últimos ocho o diez años han estado marcados por los mismos. Todo estaba muy visto. Ahora parece que surgen toreros nuevos", añade, y cita de carrerilla a El Juli, José Tomás, Uceda Leal, Abellán, Morante y "el mismo Caballero". "Sin duda, es una nueva generación la que está ahí y llama al público".Un nombre obligado: El Juli. ¿Es cierto que se ofreció a torear en solitario la corrida de la Beneficencia? "Sí, pero ya estaba hablado con José Tomás y no pudo ser. En cualquier caso, y así lo ha hecho saber el apoderado [Victoriano Valencia], él mismo consideraba prematura su presentación en Las Ventas. Hay que tener en cuenta que en el 98 la apuesta del diestro en Madrid fue muy fuerte [se despidió de novillero en una corrida como único espada] y presentarse en San Isidro, siempre según el apoderado, podría ser precipitado", afirma Lozano.

La próxima Feria de Otoño parece ser la cita para El Juli. "Quizá", especula el empresario, "ni ellos mismos (por el entorno de El Juli) pensaban que a estas alturas de temporada las cosas les irían tan bien. Creo que visto cómo les van, podría haber venido sin problemas. Pero cada uno tiene sus estrategias...".

En lo que a los carteles se refiere, el gerente señala que la idea de la plaza siempre ha sido evitar la concentración de figuras en una misma tarde. Huir, en definitiva, de los carteles remataos. "Para las figuras siempre es más cómodo juntarse. Nuestra idea es separarles. Que se vean los de arriba con los otros, con los que empiezan. El objetivo es que se arrimen. Este año creo que lo hemos conseguido. No hay ningún cartel digamos redondo", dice.

Y por no haber, no se vivirá ni la esperada competencia entre Ponce y José Tomás. "Desde el principio, cada uno tiró por su lado y cada uno se inclinó por hierros diferentes", explica, y de paso marca distancias con la polémica que ha enzarzado a los dos diestros en recriminaciones mutuas. José Tomás se destapó acusando al de Chiva de evitarle. "Haya lo que haya entre ellos, yo no puedo hacer de árbitro. No hubo coincidencia entre sus deseos. Y nosotros, por no favorecer la reunión de figuras, no hemos hecho nada por juntarles". Cada uno por su lado toreará tres tardes en San Isidro, y cada uno a su aire protagonizará su propio gesto. Ponce lidiará el toro de Victorino en la corrida de la Prensa, y Tomás se las verá con los del Conde la Corte un día después. En ambos casos se trata de ganado a distancia de lo que para sí y de forma tradicional en los últimos tiempos se reservan los que mandan.

Y puesto que de ganado se habla, llega la pregunta del millón: por qué se siguen cayendo los toros. "Éste es el principal problema al que se enfrenta la fiesta", dice Lozano. "Lo que sí es cierto es, por un lado, que en Madrid los toros se caen menos que en ningún otro sitio, y que, por otro, los toros siempre se han caído", comenta. "Lo que ocurre es que ahora el público exige más que nunca y está bien que así sea". ¿Solución? "Quizá si los toros que se devuelven los pagaran también los ganaderos, y no sólo los empresarios, se caerían menos. Sería un aliciente más", concluye sin evitar una sonrisa.

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