Clinton envía un mensaje de disculpa por el ataque al presidente chino
ENVIADO ESPECIALEstados Unidos se esforzaba ayer en limitar los daños causados en las relaciones chino-norteamericanas por la destrucción de la Embajada china en Belgrado, al tiempo que reafirmaba su decisión de continuar con la campaña aérea hasta que Milosevic acepte las condiciones de la OTAN. El presidente Bill Clinton envió a su homólogo chino, Jiang Zemin, un mensaje en el que le pide disculpas por el ataque e insiste en que se trató de un error, según informó un portavoz.
Clinton lamenta en el mensaje "la pérdida de vidas humanas causada". Aún así, el presidente considera que debe manternerse la línea de firmeza frente a Belgrado, tal como se desprende de la conversación telefónica que mantuvo con el jefe del Estado francés, Jacques Chirac.Por su parte, la secretaria de Estado, Madeleine Albrigth, pidió personalmente disculpas al embajador chino en EEUU, Li Zhaoxing, al que explicó que el ataque era fruto de un trágico error de información.El embajador chino, en declaraciones a una cadena de televisión, dudó de que el ataque no fuera premeditado y exigió, en nombre de su Gobierno, explicaciones más detalladas sobre el incidente que costó la vida a cuatro ciudadanos chinos. China, recordó, se reserva el derecho a tomar las decisiones que considere apropiadas en relación al ataque.
Aunque el embajador chino no quiso detallar qué pasos puede dar su Gobierno, en medios diplomáticos no se descarta que acuda de nuevo ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para conseguir, al menos, una declaración de la presidencia condenando el incidente. En medios diplomáticos norteamericanos se considera, sin embargo, poco probable que China vete una resolución del Consejo de Seguridad si se alcanza un plan de paz con la mediación rusa. La diplomacia norteamericana, mientras, reclamó a las autoridades de Pekín la debida protección a su embajada y oficinas consulares en China, que ayer fueron atacadas bajo la mirada tolerante de las autoridades.
La búsqueda de responsabilidades por el error cometido en el ataque ha encontrado en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) la cabeza de turco perfecta. El diario The New York Times citaba ayer una fuente no identificada de la OTAN que señalaba que era la CIA quien había elegido ese blanco. La información era confirmada, con un matiz importante, en la nota conjunta emitida por el secretario de Defensa norteamericano, William Cohen, y el director de la CIA, Georges Tenet. "Claramente, una información defectuosa originó un error en la selección inicial de ese edificio como posible blanco". Además, señala la nota, "el largo proceso que se emplea para seleccionar y confirmar los blancos no corrigió este error de origen. Una revisión de nuestros procedimientos nos ha convencido de que esa anomalía es poco probable que pueda ocurrir de nuevo". Aunque ni el cuartel general de la OTAN ni el Pentágono quisieron entrar en detalles sobre los procedimientos que se emplean para seleccionar blancos, se admite que éstas son operaciones que se preparan minuciosamente. En el caso de la campaña aérea contra Serbia, recuerdan fuentes militares, la elección de blancos fijos, como los edificios del centro de la capital yugoslava, se somete a una decisión que es a la vez política y militar, y en la que participan representantes de varios países aliados. Según la cadena de televisión CNN, un elemento clave en el error fueron los mapas erróneos de la zona. Todos los mapas disponibles situaban la Embajada china en su antigua dirección, que abandonó hace unos cuatro años.
El ataque, por otra parte, fijó los límites de las bombas inteligentes. Éstas hicieron a la perfección su trabajo, como lo hicieron los pilotos que las lanzaron. Lo único que no fue inteligente era la selección del blanco.
El subsecretario de Estado Thomas Pickering, que asumió ayer la tarea de explicar las circunstancias y los posibles efectos de este error, insistió en que el incidente no va a desviar un milímetro a Estados Unidos, ni a sus aliados, de su decisión de exigir a Slobodan Milosevic que detenga la limpieza étnica de Kosovo, retire su Ejército y sus fuerzas paramilitares de la provincia y permita el despliegue de una fuerza militar internacional que garantice el regreso de los refugiados y la autonomía de la provincia.
Esta decisión no es incompatible con la acción diplomática que una delegación norteamericana, encabezada por el subsecretario Strobe Talbott, desarrollará esta semana en Moscú para perfilar la composición de la fuerza multinacional que deberá hacerse cargo de Kosovo cuando se llegue a un acuerdo.
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