"El compromiso de mi Gobierno es sacar a Bolivia del circuito del narcotráfico"
Sentado en el coche oficial que utilizó durante su visita a España la semana pasada, y en el que se desarrollará esta entrevista, Jorge Quiroga aparta por un momento la vista del tráfico de Madrid y reconoce, con un gesto de cansancio apenas perceptible, que la primera pregunta a la que se suele enfrentar como vicepresidente de Bolivia casi siempre tiene que ver con el narcotráfico. "Se acostumbra uno a eso", sonríe resignado. Las razones para que este joven político de apenas 40 años, rostro aniñado y maneras elegantes esté ya acostumbrado a esta incómoda interpelación resultan contundentes. Detrás de Perú, Bolivia es el segundo productor mundial de hoja de coca, la materia prima del polvo blanco que Occidente consume de forma desaforada. "Pero en poco tiempo más la pregunta va a ser irrelevante. El compromiso de este Gobierno, en sus cinco años de gestión, es que Bolivia sea el primer país que sale del circuito del narcotráfico".
La cruzada contra las drogas no suele necesitar de demasiadas justificaciones entre los bienpensantes, pero aun así, Quiroga expone las razones de su Gobierno, dirigido por el ex general Hugo Banzer, dictador en los setenta y hoy presidente democráticamente elegido, para acabar con la plaga. "Por el estigma internacional que genera (justamente su pregunta), por el daño corrosivo que hace a todos los estamentos de la sociedad boliviana, y porque el consumo ya ha pasado a ser un problema interno. Bolivia va a cumplir su compromiso en el 2002. La guerra contra las drogas no va a ser ganada sólo en Bolivia, pero se necesita una batalla victoriosa, y esa batalla, con el apoyo debido, va a ser en Bolivia".
Irresoluble de momento el problema de las drogas, sorprenden en Quiroga dos o tres detalles que no acaban de casar con la imagen de político joven y dinámico que conscientemente proyecta. El más extraño consiste quizás en su asociación con la figura de Banzer, que ya desfilaba de espadón por la política boliviana sin parar mientes en las instituciones democráticas cuando Quiroga era sólo un adolescente. El vicepresidente no trata de justificarse a sí mismo. Pero defiende a Banzer.
"La época que Bolivia reconoce y agradece ahora del presidente Banzer es lo que ha hecho por la construcción de la democracia en los últimos 20 años. No vamos a enfrascarnos en debates sobre qué es lo que sucedió [en los años setenta], porque en Bolivia la población se ha manifestado, ha votado democráticamente, libremente, abiertamente, y ahora la responsabilidad del Gobierno es llevar al país al próximo siglo con mayor crecimiento económico, con menos pobreza, sacar el país de las drogas, y reformar las instituciones y la justicia".
¿Y cómo se lucha contra la pobreza en un país donde el 70% de la población vive en la miseria? "Con consistencia y paciencia. En Bolivia hay políticas sociales de largo aliento: vivienda, salud, educación y servicios. Un 70% de la población vive en la pobreza, alto, pero menos que el 86% de hace dos décadas".
Trabajo a largo plazo
Quiroga practica el montañismo -otra característica que no comparte con muchos vicepresidentes-, y la metáfora se le hace irresistible: "En Bolivia tenemos montañas que trepo de vez en cuando y subir una montaña tiene la característica de que uno empieza a frustrarse por lo que falta, en lugar de constatar que algo ha avanzado. Pasar del 70% de la pobreza a cero no se va a lograr en un periodo de gobierno, es un trabajo de dos generaciones, ni siquiera de dos gobiernos". ¿Y se puede hacer sin afectar los intereses de los ricos? "Claro que sí. Hay un mito de que la reforma y la apertura económica empobrecen. Yo creo que no es así. La mejor manera es dedicar al Estado a hacer política social".
El coche llega a su destino y la última pregunta resulta obligada: ¿Para cuándo la presidencia de su país? "Dejo la vicepresidencia en el 2002, y en el 2005 trataré de llegar al Everest". Luego ya se verá.
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