29 autores convierten el "dry martini" en objeto literario
"Cogió la copa de cóctel. Sus uñas, rojas, brillantes y muy cuidadas, parecían haber encontrado su destino natural". Una escena de alcoba, de Pedro Zarraluki, es uno de los 29 textos que, agrupados en un libro bajo el título 29 dry martinis (That's the limit!), han escrito otros tantos autores con un punto de partida común: que apareciera en la narración el célebre cóctel. Entre los que se han apuntado a tan singular iniciativa literaria figuran Eduardo Mendoza, Maruja Torres, Enrique Vila-Matas, Francisco Casavella, Ramón de España, Joan Barril, Bigas Luna y El Gran Wyoming. El responsable de la idea, el barman del asunto, por así decirlo, ha sido el conocido empresario de hostelería barcelonés Javier de las Muelas. Los textos son muy variados en extensión, argumento -la gran mayoría son relatos- y calidad. Bigas Luna fantasea -y esto no asombrará a nadie- con la idea de que los pechos femeninos estuvieran llenos de dry martini. Maruja Torres rememora los dry martini del Waldorf Astoria y ofrece esta definición del rey de los cócteles: "Una carta de amor que la ginebra y yo le escribimos a la vida". Ramón de España narra la historia de una grotesca obsesión protagonizada por un dentista (¿un guiño a De las Muelas?).
"Hace tiempo que tenía en la cabeza esta idea de agrupar escritores en un conjunto de relatos en que apareciera el dry martini", señaló ayer su promotor al presentar el libro, editado por Edhasa, en un acto en el bar Dry Martini de Barcelona, que contó con la presencia de una buena representación de los autores. Instalado detrás de la barra, De las Muelas dijo que Mendoza tuvo mucho que ver con que la cosa prosperase, apuntó que el libro se ha hecho "con poco dinero, con el cariñete de la gente", y anunció ya un segundo volumen con colaboraciones internacionales. Se refirió luego a la "lírica del dry martini", y, repentinamente inspirado, sentenció: "Esta barra es un altar. Los bares son catedrales. Este bar es el Vaticano", mientras varios de los autores ponían cara de circunstancia, miraban al techo o sorbían muy pertinentemente sus dry martini -los de verdad, no los de papel-.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.