Científicos catalanes hallan elementos estrogénicos en aguas de Igualada
Científicos del Departamento de Química Ambiental del Centro de Investigación y Desarrollo de Barcelona han logrado identificar un total de 33 contaminantes orgánicos en aguas del río Anoia, a su paso por Igualada. Buena parte de estos compuestos, en proporciones "alarmantemente altas", según los investigadores, tiene efectos estrogénicos y puede interferir en el ciclo sexual de la fauna piscícola. El estudio se publica mañana en la revista americana Environamental Science & Technology.
La investigación, firmada por Montserrat Castillo, Carmen Alonso, Josep Riu y Damià Barceló, y centrada en efluentes de industrias del sector textil y del curtido de pieles de Igualada y Oporto (Portugal), revela la existencia de altas concentraciones de nonilfenoletoxilato (NPEO) en las aguas residuales generadas por la industria de la piel, así como de polietilénglicol (PEG) y etoxilatos de alcohol (AEO), y bencenos, naftalenos y ftalatos de origen principalmente textil. Todas las muestras analizadas corresponden a efluentes sin tratar, es decir, antes de su paso por la depuradora de aguas. En estas condiciones, según se desprende del estudio, se alcanzan niveles máximos de 3.000 microgramos de NPEO por litro de agua, 1.330 microgramos por litro de AEO y de hasta 2.000 de ftalatos. Aun cuando las aguas del río consigan diluir hasta 10 veces esta concentración -cifra considerada estándar por los expertos-, la cantidad final de compuestos con potencial estrogénico superaría con creces los límites a partir de los cuales se han documentado casos de cambio de sexo en peces y que están cifrados en apenas 50 microgramos por litro en el caso de los nonilfenoles. Los productos detectados por los expertos del CID proceden, en su mayor parte, de la degradación de tensioactivos no iónicos empleados en la industria textil y del curtido, principalmente, como detergentes, emulsificantes o dispersantes, aunque aparecen en la lista algunos compuestos derivados de plastificantes. El potencial estrogénico de los mismos, y su capacidad para provocar un cambio de sexo en los peces, ya ha sido comprobado en distintos estudios en zonas industriales de Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, áreas en las que se ha podido observar cómo los ejemplares macho adquieren rasgos femeninos. Por esta razón, y de un tiempo a esta parte, el uso de los NPEO está siendo restringido en buena parte de los países de la Europa occidental. Plantas depuradoras La presencia de estos contaminantes, por otra parte, cuestiona la idoneidad de las plantas depuradoras en el tratamiento de aguas con altas concentraciones de productos estrogénicos. En opinión de Montserrat Castillo, una de las autoras del estudio, las estaciones biológicas alcanzan un rendimiento "del 80 al 90%" en su proceso de depuración, pero añaden nuevos compuestos como resultado de su mecanismo de acción. "En el proceso de depuración, los NPEO se degradan en nonilfenoles", que tienen un potencial estrogénico mayor que sus originales. Dicho de otra manera, la concentración de estrógenos ambientales puede llegar a ser mayor en aguas ya depuradas que antes de su paso por la depuradora. Los resultados obtenidos obligan, en opinión de Castillo, a plantear nuevas investigaciones. En primer lugar, indica, debe verificarse que efectivamente estas concentraciones inducen a un cambio de sexo en peces. Para ello, se han previsto diversos estudios para verificar los niveles de vitelogelina, proteína implicada en el ciclo sexual, en peces expuestos a los contaminantes. Del mismo modo, añade, sería "deseable" establecer vínculos de colaboración con expertos en el diseño de plantas depuradoras con el fin de plantear mecanismos que permitan una reducción significativa de los contaminantes y, por supuesto, ahondar en los posibles efectos tóxicos de los mismos para la salud humana, aspecto hasta ahora escasamente considerado. "Los productos de origen son de uso común y generalizado", indica, no sólo en el sector textil y del curtido, sino por un amplio grupo de industrias que vierten sus efluentes a los ríos. El volumen tan "extraordinariamente alto" de consumo, junto con el poco conocimiento que se tiene aún de los productos derivados de su degradación, hasta la fecha indetectables con las técnicas habituales y que no se eliminan pese a su paso por las depuradoras, son, a su juicio, "suficiente justificación".
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