"Si el ojo viera luz infrarroja, el cielo estaría lleno de asteroides y no de estrellas"

Un día de hace unos meses, en su despacho de la estación de seguimiento de la Agencia Europea del Espacio (ESA) en Villafranca del Castillo (Madrid), Thomas Müller supo por el correo electrónico de un amigo que uno de los más de 10.000 asteroides hasta ahora catalogados era tocayo suyo. La Unión Astronómica Internacional había decidido recompensar su trabajo con estos cuerpos rocosos del Sistema Solar bautizando Thomasmüller a uno de ellos, el número 8793. El mérito de Müller, astrónomo alemán de 32 años, ha sido desarrollar, junto con el amigo que le anunció el nombramiento, un modelo para predecir con precisión el brillo infrarrojo de un asteroide en cada momento, algo fundamental para que los astrónomos calibren sus instrumentos y que se ha validado con el satélite ISO.Pregunta. ¿Se esperaba que le regalaran un asteroide?

Respuesta. En absoluto. Fue una sorpresa increíble. Jamás me lo hubiera imaginado.

P. ¿De quién fue la idea?

R. La propuesta a la Unión Astronómica Internacional partió de Claes-Ingkvar Lagerkvist, del Observatorio de Uppsala, en Suecia, que ha descubierto 47 asteroides y, por tanto, le corresponde nombrarlos. Él es el jefe de Johan Lagerros, coautor del modelo que aplicamos en ISO y que servirá para misiones futuras. Él me dijo lo de Thomasmüller.

P. ¿Siempre tuvo claro que quería estudiar asteroides?

R. No. Al principio, como la mayoría de los astrónomos, los asteroides no me gustaban demasiado. Empecé a trabajar con ellos antes de que ISO estuviera en órbita, sólo por la posibilidad de usarlos después para esa misión. Luego me di cuenta de que sabemos muy poco sobre ellos, cuando en realidad contienen mucha información valiosa. Son material residual de cuando se formó el Sistema Solar, así que pueden decirnos mucho sobre este proceso.

P. ¿Cómo surgió la idea de usarlos para calibrar telescopios infrarrojos?

R. Los asteroides brillan mucho en el infrarrojo. Si en la Tierra no hubiera atmósfera, que bloquea gran parte de la luz infrarroja, y el ojo humano pudiera ver la luz infrarroja, el cielo estaría lleno de asteroides en vez de estrellas. Así que ya se intentó usarlos para calibrar el primer telescopio espacial infrarrojo, IRAS , pero entonces no se sabía suficiente sobre ellos. Después empezaron a conjugarse las observaciones con los primeros modelos que describían su brillo.

P. ¿Qué es lo más importante que se ha aprendido gracias a los asteroides?

R. Es muy interesante todo el proceso de búsqueda de un planeta entre Marte y Júpiter. Ahí hay una separación entre los planetas rocosos y los gigantes gaseosos y la gente esperaba encontrar un planeta. Hasta que en 1801 observaron el primer asteroide, Vesta, que era demasiado pequeño, así que siguieron buscando y encontraron más y más asteroides... y ya llevamos más de 10.000. En este proceso hemos aprendido mucho sobre la formación del Sistema Solar, por ejemplo que la fuerza gravitatoria de Júpiter era tan intensa que evitó la formación de otro planeta.