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Lluvia de misiles sobre toda Yugoslavia

Milosevic declara el estado de guerra y llama a la población a resistir

La OTAN inició ayer, al filo de las ocho de la noche, la primera guerra de sus 50 años de historia con un ataque aéreo contra puntos de todo el territorio de Yugoslavia. La amenaza se cumplió. Con la caída de la noche, en Kosovo, en Serbia, y también en Montenegro se oyeron explosiones. La independiente Radio Pancevo informó de cuatro potentes detonaciones en Batajnica, sede de una importante base aérea en las proximidades de Belgrado. Yugoslavia declaró el estado de guerra. Tanto la OTAN como el Pentágono desmintieron que ningún avión aliado hubiera sido derribado, tal como anunció el Ejército serbio. Cuando faltaban cinco minutos para la medianoche, las sirenas marcaron el fin de la alarma en Belgrado, pero aún volverían a sonar durante la madrugada.

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El Estado Mayor del Ejército yugoslavo señaló que el ataque aliado había alcanzado a una cuarentena de objetivos. Se trata de cinco aeropuertos, cinco casernas, varios centros de comunicaciones, varios puestos de mando, almacenes y dos fabricas de armamento, según el comunicado militar difundido por la agencia oficial Tanjug. El Estado Mayor aseguró, no obstante, que "los efectos de los bombardeos fueron mínimos".

El general Nebojsa Pavkovic, jefe del tercer cuerpo del Ejército que cubre Kosovo, aseguró que dos aviones de la OTAN y tres misiles Tomahawk habían sido destruidos.

Un comunicado militar anterior anunció la muerte de varias mujeres y niños familiares de soldados, pero no especificó su número. Según la información, se trataba de familias venidas de las antiguas repúblicas yugoslavas que se independizaron y refugiadas temporalmente en unos barracones militares. Tanjug informó de que varios civiles resultaron heridos en Kursumlija, una localidad del sur de Serbia. En el norte del país, el consejo ejecutivo de Vojvodina se hizo eco de cuatro heridos.

Un soldado muerto

Fuentes oficiales también reconocieron que un soldado resultó muerto y otros tres gravemente heridos en una caserna en Danilovgrado (Montenegro), según anunció la radio local. Otro más resultó herido en Pancevo, cerca de Belgrado. La misma fuente indicó que el aeropuerto montenegrino de Golubovci resultó alcanzado y su pista seriamente dañada. La OTAN bombardeó además los sistemas de radar en Crni Vrh, cerca de Bar, en la costa del Adriático, y en Lustica, cerca de Tivat, así como el puerto militar de Valdanos.

Hacia las nueve de la noche fuentes yugoslavas confirmaron que se produjeron cuatro explosiones en la zona del aeropuerto de Slatina, situado a unos 20 kilómetros al norte de Pristina, la capital de Kosovo. En Belgrado, testigos aseguraron, pasadas las ocho de la noche, haber visto dos resplandores en el cielo. Poco después, a las 20.12, se escuchó el sonido estridente de una sirena, que daba la señal de alarma aérea. El canal municipal de televisión Studio B citaba que en el centro de información del Ayuntamiento de Belgrado se habían recibido noticias de ciudadanos que informaban de explosiones en Rakovica, a unos 10 kilómetros del centro de la capital, donde se encuentra la distribuidora de agua potable, y en Zarkovo, a la misma distancia en otra dirección. Otras fuentes indicaban que la fábrica aeronáutica UTVA, en Pancevo, cerca de la capital, había resultado alcanzada.

También se informó de cuatro explosiones en las proximidades de Batajnica, aeropuerto militar, a unos 20 kilómetros de Belgrado donde tienen su base los Mig-29 serbios, y se dio cuenta de explosiones en Qjevac, donde está situada la fábrica de coches Zastava. Otras explosiones se produjeron en Sombor, cerca de Novi Sad, donde se encuentra un aeropuerto militar. Studio B dijo que se habían registrado explosiones en ocho ciudades de Serbia.

La televisión estatal serbia (RTS) continuaba en esos momentos sus programas, como si nada ocurriese. Cuando los canales de televisión de casi todo el mundo interrumpían su programación, para informar del hecho histórico del inicio de una guerra por la OTAN fuera de su territorio y no para defenderse, la emisora oficial emitía una entrevista con el centrocampista del Atlético de Madrid, Vladimir Jugovic, quien se lamentaba del aplazamiento del partido del próximo sábado de Yugoslavia contra Croacia. Para la noche estaba programada la película española El día de la bestia de Alex de la Iglesia. A las 20.55, la RTS interrumpió, sin embargo, su programación para anunciar "la agresión de la OTAN contra nuestro país".

A las diez de la noche, la mayoría de los aparatos de la Alianza habían empezado a regresar a sus bases en Reino Unido y en Italia. De todas formas, la operación seguía abierta —el Pentágono aseguró que se seguiría atacando con los misiles teledirigidos— y poco antes de la medianoche se registraron cuatro fuertes explosiones en Pristina. Ya de madrugada, las sirenas volvieron a sonar en Belgrado durante un minuto sin que se informara de nuevos ataques.

El Gobierno serbio calificó el ataque de "política neonazi de Estados Unidos y sus satélites". "Serbia se defenderá y vencerá al agresor y al enemigo", aseguraba un comunicado del Ministerio serbio de Información. Yugoslavia pidió anoche al Consejo de Seguridad que "haga cesar la agresión de la OTAN y condene este acto de vandalismo", anunció por televisión el primer ministro, Momir Bulatovic. Por su parte, el presidente de Montenegro, Milo Djukanovic, denunció "la política insensata de confrontación con el mundo entero" del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic. [Mientras tanto, en Moscú, el embajador yugoslavo y hermano del jefe del Estado, Borislav Milosevic, pidió "apoyo" y "solidaridad" al "pueblo hermano ruso", informa France Presse.]

Milosevic, que durante todos los días anteriores había dejado la faena en manos de subalternos, apareció unas horas antes de los primeros bombardeos. En un mensaje de cuatro minutos y medio justificó de nuevo la oposición a admitir la entrada de tropas extranjeras en Serbia. Una apreciación casi unánime reina entre los sectores de oposición: los bombardeos benefician a Milosevic.

Medidas contra la prensa

El régimen de Belgrado tomó ayer dos decisiones destinadas a restringir la información de los yugoslavos sobre la evolución del enfrentamiento con la OTAN. Poco antes de las tres de la madrugada de ayer, el Gobierno cerró la última emisora de radio independiente que quedaba y horas después cortaba las comunicaciones con el satélite de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) que sirve las imágenes de las televisiones extranjeras que pueden ser captadas por antena parabólica, entre ellas la CNN.

Más tarde, la policía serbia detuvo a algunos periodistas y cámaras de televisión, entre ellos cuatro de la CNN, que trataban de grabar desde el tejado de su hotel en Belgrado, según relataron testigos presenciales. Según la cadena estadounidense, los agentes prometieron liberarles pronto. "Obligaron a todo el mundo a abandonar el tejado", declaró uno de los presentes.

Vuk Draskovic, nacionalista serbio moderado, vicepresidente de Yugoslavia, había declarado con anterioridad a un canal británico: "Somos inocentes. Tenemos derecho a proteger a nuestro país y nuestras fronteras. Todos los serbios del mundo están en guerra con nuestros enemigos. No hay diferencia entre las bombas de Hitler en 1941 y las bombas de la OTAN. Somos inocentes".

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