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FERIA DE CASTELLÓN

Se estrellaron con toros descastados

Contra los toros de José Luis Marca se estrellaron dos figuras y otra en ciernes, salvo que de ahora en adelante a Alberto Ramírez le salgan toros como el de su alternativa. Le tocó en suerte un regalito para doctorarse. Reguero se llamaba, era castaño, y nada pudo hacer de mención el toricantano salvo aguantar el gazapeo de su más que nunca enemigo, y pasaportarlo. Estaba en casa Ramírez y en el ambiente aún se sentía el emotivo ceremonial y el brindis a su padre, con lo que la oreja llegó sin demora.Con el sexto, Ramírez no se arredró. El toro no tenía muchos muletazos, pero lo templaron los garapullos, y en faena vistosa, ligando un par de tandas, consiguió sacarle algunos naturales. El toro aprendió rápido y se rajó, momento que aprovechó Ramírez para no alargarse y matar de estocada que le abrió la puerta grande. Manzanares vino a Castellón en novillero y gozó del mejor toro de la tarde. Fue el segundo con el que desplegó las esencias con el capote y dejó un par de medias de las de cámara lenta. Con la pañosa estuvo confiado, logrando pases de lujo como aquellos desmayados que dieron con el animal por los suelos. Aquí abrevió el alicantino y, aunque la tizona se le fue a atravesar, le valió una oreja de ley. Si estaba animoso Manzanares, que con su segundo hincó las rodillas al suelo y dio una cambiada. Todo presagiaba faenón, pero se estrelló contra un mulo que paró en seco las ansias de triunfo del maestro.

Marca / Manzanares, Ponce, Ramírez Toros de José Luis Marca, inválidos y descastados, excepto 2º, noble, y 6º, con más casta y fuerza

Manzanares: estocada atravesada contraria y tres descabellos (oreja); tres pinchazos y dos descabellos (aplausos). Enrique Ponce: estocada baja (aplausos); metisaca y estocada (aplausos). Alberto Ramírez, que tomó la alternativa: pinchazo y estocada perpendicular (oreja); estocada (dos orejas); salió a hombros. Plaza de Castellón, 7 de marzo. 1ª corrida de feria. Tres cuartos de entrada.

Pero quien topó con dos auténticos inválidos descastados fue Enrique Ponce. Ni la árnica de su técnica ni el botiquín de la paciencia olvidándose del reloj pudieron conseguir que se inventara faenas. Como en tantas tardes cuando lo que se trata de torear son bicornes de esta marca o de alguna parecida.

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