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La primavera invade la moda invernal en Milán

Los grandes diseñadores italianos muestran sus creaciones para la próxima temporada

Los diseñadores italianos parecen convencidos de que el efecto invernadero se llevará por delante las temperaturas invernales en un abrir y cerrar de ojos. Tanto es así que las colecciones presentadas hasta ahora por los grandes de la moda en las pasarelas milanesas para la temporada otoño-invierno del 2000 proponen tops a modo de corazas de una sola cara, que dejan la espalda completamente al aire, o suéteres ligerísimos de lana transparente, no precisamente ideales para el frío. Hay excepciones, por supuesto, pero las prendas primaverales se dejan ver en la mayoría de las colecciones presentadas en esta semana de la moda que se cierra el viernes.

Milán hierve de desfiles. Son más de un centenar en ocho días (del 26 de febrero al 6 de marzo), y, pese a que la mayoría se celebran en las pasarelas de la Fiera di Milano, muchos de los grandes modistas prefieren la comodidad de sus propias sedes o, como en el caso de Antonio Berardi, un ítalo-británico que se ha presentado este año por primera vez en Milán, suntuosos palacios del centro de la ciudad. La impresión que produce Milán es la de una ciudad tomada por legiones de compradores orientales, modelos, publicitarios y periodistas de moda. Es tal la afluencia de profesionales, aficionados y curiosos que muchos diseñadores de ropa (Armani, Gianfranco Ferré) repiten sus desfiles hasta tres veces, y los que no lo hacen, caso de Gucci, se convierten en la cita más deseada de la cartelera.Gucci no defraudó el martes a los admiradores del diseñador jefe de la casa, el norteamericano Tom Ford. Su ropa "años setenta", lujosa y seductora hasta rozar la vulgaridad, resucita el negro y apuesta por terciopelos drapeados, ropa transparente que se adhiere al cuerpo como una segunda piel. La mujer del 2000, en versión de Tom Ford, no deja de aparecer como una muñeca de lujo subida en botas de tacón altísimo, que hacen impensable cualquier desplazamiento a pie o en metro. Tampoco serían recibidas con naturalidad en un transporte público las modelos de Giorgio Armani, el máximo exponente de la moda italiana, que ayer presentó su colección. Ni siquiera las propuestas de calle -trajes de chaqueta que recuerdan vagamente a los de los oficiales espaciales de Star Treck, pantalones con pliegues laterales en las rodillas que dan una amplitud mayor a la hora de flexionar las piernas- son absolutamente discretas. Lo visto ayer de Armani, y en esto coinciden los expertos, recuerda un poco a las propuestas presentadas por Prada el año pasado, con sus mujeres ligeramente interplanetarias, con bolsos bandolera supersónicos y ropa urbana en la que se percibe una fuerte influencia de la moda deportiva. Abundan los pantalones anchos con la cintura caída, atados algunos con cintas, y los jerseicitos ajustados, casi raquíticos, en lanas sutilísimas y transparentes. Hay, por supuesto, piezas de ropa perfectamente ponibles (faldas envolventes largas, chaquetas de cortes exquisitos, pantalones de diseño impecable, faldas de fiesta en las que el vuelo parte de una ancha cintura fruncida y abrigos ligeros de inspiración étnica), pero la mujer Armani del próximo invierno está perfectamente equipada para subirse en un cohete rumbo a la Luna.

Cuando ya la inspiración deportiva es una constante en la calle y en las pasarelas, Prada, una de las firmas pioneras en esta tendencia, da un giro de 360 grados y propone una colección de estilo campiña inglesa. El desfile del pasado lunes de la colección de Miuccia Prada dejó literalmente boquiabierto a todo el mundo. La osadía estaba tanto en el corte de las prendas como en la combinación de colores. Faldas largas de tono azafrán, con grandes bordados de flores en relieve en la parte inferior, combinadas con tops cortos a modo de corazas que cubren poco más que el pecho de las modelos y dejan la espalda completamente al aire. Grandes chalecos hasta los pies y un tono general campestre y escasamente urbano, que contrasta con todas las demás colecciones vistas hasta el momento, desde la presentada por Narciso Rodríguez hasta la del propio Armani. No obstante, esas espaldas al aire de Prada son una de las grandes tendencias que ofrece la nueva moda milanesa. Junto a ella proliferan los trajes sastre cerrados con cremalleras, que adornan incluso las bocamangas, infinidad de pantalones para todos los gustos y faldas largas, con el fieltro como uno de los tejidos estrella combinado con las llamadas telas tecnológicas que constituyen la clave de la modernidad.

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