"Sueño con abrazar al niño, ahora quiero tener algo propio", dice Santiago Cabañas tras ser liberado
El español Santiago Cabañas ya está en libertad. "Estoy muy contento y agradecido", decía esta madrugada Cabañas en la Embajada española en Bogotá, sin soltar la mano de su esposa, Pilar. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) lo liberaron en la tarde del sábado (hora colombiana), "sin que se pagara rescate". Cabañas fue secuestrado, junto a su mujer, el pasado 21 de febrero. Ella fue liberada al día siguiente. El matrimonio había viajado a Colombia para adoptar un niño. Ahora, Santiago sueña con el momento de abrazarlo. "Hemos luchado tres años por conseguirlo", dijo anoche en Bogotá.
El viernes pasado, tal y como contó esta madrugada a los medios españoles acreditados en Bogotá, un guerrillero —"al que llamaban comandante"— se acercó a él y le dijo: "Tengo una buena noticia, si no es mañana, el domingo lo vamos a dejar en una carretera cercana para que vuelva a la libertad". Era el resultado de las gestiones realizadas por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) los pasados jueves y viernes, en coordinación con la embajada española en Colombia. El sábado se confirmó la noticia. A las cinco de la tarde, hora local (diez de la noche hora peninsular española), los guerrilleros le dijeron que se podía ir. Cabañas, con la ayuda de un campesino, caminó tres horas y media hasta llegar al mismo punto de la carretera que une Medellín con Sonsón, en el departamento de Antioquía, donde había sido secuestrado el domingo 21 de febrero, junto a su esposa y unos amigos.
Allí, entró en una casa donde le dieron "un chocolate caliente y ropa, porque estaba lleno de barro". El viaje a la libertad se completó cuando llegó a la localidad de La Unión y pudo contactar con la embajada de España en Bogotá.
Los guerrilleros cumplieron con lo que le prometieron a Pilar Rojo, le esposa de Santiago, también secuestrada, y que, delicada de salud, fue liberada el pasado lunes. Antes de aceptar separarse de su marido, hizo prometer a los guerrilleros que se lo devolverían con vida. El propio Santiago reconocía esta madrugada, sonriente pero visiblemente cansado y con un leve gesto de tristeza, que el momento más duro de estos ocho días fue el momento en el que lo separaron de su esposa. "No podía saber nada de ella y temía que le hubiera pasado algo". La ausencia de información era total y Santiago no puede si quiera confirmar que los hombres que lo mantenían capturado fueran de las FARC: "No sé quiénes eran, sólo sé que vestían de verde olivo y llevaban botas de media caña".
Pilar y Santiago, secuestrados el pasado domingo 21 de febrero en el departamento de Antioquía, se casaron en 1983, y como el hijo deseado no llegaba, decidieron adoptar un niño colombiano. El 18 de enero llegaron a Bogotá después de una larga tramitación. "Nos ha costado tres años", contaba Santiago. Habían hecho saber al Instituto Colombiano de Bienestar Social que querían un niño de Antioquía ya que, s escucharon, sus gentes son trabajadoras y emprendedoras. Jorge, de tres años, fue el niño asignado. "Ahora, sólo sueño con abrazar al niño, quiero saber que tengo algo propio". El matrimonio no regresará a España hasta que no le entreguen al niño.
Pareja insolvente
Santiago Cabañas, 46 años, camarero en la cafetería de una estación de servicio de Burgos, fue liberado después de que las FARC comprobaran que la pareja es insolvente. El zar antisecuestro de Colombia, José Alfredo Escobar, confirmaba ayer en Bogotá que no se ha pagado "ni un solo peso" por la libertad de Cabañas. "Creemos que los guerrilleros comprobaron que esta es una familia de pocos recursos". Pilar, de 36 años, es cocinera en paro, y todo lo que tiene es a su marido, a su familia.
Al fin, se demostró que las FARC secuestran por dinero, y el matrimonio español a duras penas había podido reunirlo para sufragar los billetes aéreos y el papeleo para la adopción de un niño, finalidad de su viaje a Colombia. A Cabañas lo dejaron en libertad en una zona rural. Las gestiones para acabar con el secuestro fueron realizadas por miembros del CICR ante los responsables del Frente 47 de las FARC. "Es una gestión que solemos hacer en casos de secuestro de civiles ajenos al conflicto, y esta vez ha dado resultado y esperamos que otras personas sean liberadas en breve", decía ayer en Medellín el suizo Grobtt. Sin embargo, fueron funcionarios de la embajada española en Colombia los que esperaron a Cabañas en el punto de entrega en la madrugada de ayer.
El español agradecía a todos los que han facilitado su liberación y hacía mención especial a la embajada "por lo bien que se han portado conmigo". También relató Cabañas que sus secuestradores lo han tratado bien, aunque, dijo, "a veces me tomaban el pelo diciendo y haciendo cosas incongruentes". Cuando le dieron un teléfono móvil y le dijeron que llamara a Pilar. "En medio de la selva, evidentemente, el teléfono decía que no tenía cobertura". Santiago Cabañas por fin quedó en libertad al haberse demostrado, una vez más, que no todo extranjero que llega a Colombia y viaja en un cuatro por cuatro (todoterreno) está forrado, o son directivos de una multinacional. Santiago gana 150.000 pesetas al mes.
Los españoles fueron secuestrados cuando se encontraron un control guerrillero en la carretera. Los miembros de las FARC no creyeron que hubieran viajado hasta Colombia para adoptar a un niño. La insistencia de Santiago no sirvió de nada y ha pasado una semana en manos de los secuestradores. Por eso saben ya lo que es estar secuestrados y quizá por eso, esta madrugada, sus últimas palabras fueron para los otros dos españoles que permanecen en poder de la guerrilla, dos operarios de la multinacional Alcatel. "Ellos son trabajadores como nosotros, espero que los traten bien", dijo Santiago.
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