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LA REFORMA FINANCIERA DE LA UE

Bruselas defiende la eficacia de las ayudas estructurales

Los cuatro países menos prósperos se han acercado a la riqueza media europea

Xavier Vidal-Folch

La Comisión Europea ha demostrado que la política estructural es eficaz como mecanismo para lograr el reequilibrio territorial de la riqueza para que los países o regiones pobres recuperen la distancia de renta que les separa de los ricos, la convergencia real. En 10 años, los países del frente de la cohesión (España, Portugal, Grecia e Irlanda), los que exhiben una renta inferior al 90% de la media comunitaria, han acortado esa distancia en 10 puntos.

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La defensa de la eficacia de la política estructural le viene como anillo al dedo a España. Para este país, la ayuda estructural o destinada a la igualación de la renta supone el gran bocado, entre el 55% y el 60% de las transferencias comunitarias recibidas: en 1997 absorbió 1,73 billones de pesetas, de los cuales 969.000 millones por concepto de fondos estructurales, 754.000 millones en ayudas agrícolas y 9.000 millones en otros conceptos.Por eso es tan importante que, en caso de imponerse los recortes presupuestarios, se haga repartiendo la carga entre los países ricos, como propugna el informe del profesor Paolo Cecchini, o bien con un paquete de medidas -similar al que se revela en la información adjunta para resolver el problema alemán y disolver la banda de los cuatro ricos contribuyentes netos- que reparta los sacrificios entre todas las rúbricas presupuestarias, en vez de hacer únicamente hincapié en la ayuda estructural.

Dotación media

La dotación media (antes de ejecución) de las transferencias estructurales a España se sitúa en 7.700 millones de euros anuales, 1,28 billones de pesetas en el periodo 1994-1999 (véase gráfico), lo que supone el 1,59% de su PIB. Portugal -con el 3,53%- y Grecia -con el 3,18%- reciben inyecciones más potentes en términos porcentuales, porque son economías más pequeñas y más necesitadas. Desde su adhesión a la Europa comunitaria en 1985 hasta este año, España ha recibido de Bruselas unas transferencias totales por este concepto de cerca de 70.000 millones de euros, la friolera de 11,6 billones de pesetas.

España es tradicionalmente buena ejecutora de los programas estructurales. Sin embargo, parece exhibir últimamente una menor aplicación. Así, no llega a absorber las partidas que se le destinan del Fondo Regional, aunque su grado de incumplimiento es muy pequeño, del 1,3% (véase gráfico), muy inferior al de Holanda (19,7%), Austria (13,3%) o Dinamarca (13%). En la otra orilla, otros sobreejecutan, aprovechan al máximo y lo desbordan. Es el caso de Portugal (exceso del 19,1%), Irlanda (8,3%) o Suecia (5,4%).

Pese a esas diferencias entre países, en general las ayudas estructurales se han mostrado eficaces para avanzar hacia la convergencia real de la Unión Europea. Entre 1986 y 1996, los cuatro países de la cohesión han pasado de una renta (PIB per cápita) media que representaba el 65% sobre la media comunitaria hasta el 75%, y se prevé que llegarán este año al 77%, según el reciente sexto informe sobre las regiones. Y las 10 regiones más pobres de la UE ascendieron de una media del 41% hasta el 50%.

No es el único factor, pues ha contribuido a ello el mayor crecimiento económico registrado en el sur de la UE y el saneamiento de las finanzas públicas, pero los estudios de la Comisión Europea indican que al menos la mitad de la recuperación se debe a los resultados de la política estructural. Además, los efectos acumulados de los fondos han incrementado la economía de los cuatro países del sur en más de un 4% en los últimos diez años.

Conclusión política: el dinero que transfieren los ricos es útil; para nada es miel dilapidada en las bocas de los PIGS (pigs, en inglés, cerdos, es el acrónimo de Portugal, Irlanda, Grecia y España, usado con elegancia sin par por algunos adversarios de la cohesión). Pero "no hablamos sólo de dinero, sino de inversiones, de empleo y de modernización de sus economías", lo que beneficia a todas las demás, subrayó a este periódico la comisaria Monika Wulf-Mathies.

Útiles y necesarios

Ése es su principal argumento para defender ante los ricos -como su país de origen, Alemania- la continuidad de la política estructural y minimizar sus recortes. Pero es que, además de ser útiles, los fondos estructurales siguen siendo necesarios, porque, pese a los avances realizados por los países menos prósperos, éstos siguen exhibiendo grandes déficit relativos, no solamente en términos de diferencias de renta, sino también en muchos aspectos de infrastructuras.

Los cuatro de la cohesión cuentan con redes ferrovarias que apenas alcanzan la mitad del promedio de la UE, y sólo un 20% de ellas disponen de doble línea, frente al 40% en el conjunto. Sus jóvenes de 15 a 19 años gozan sólo en un 20% de formación vocacional, frente al 30% del conjunto. Sus inversiones en tecnología apenas alcanzan una media del 1% de su producto interior bruto (PIB), menos de la mitad que el promedio de la Unión Europea.

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