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La expansión de las exportaciones desde 1994 consolida la fortaleza de la industria catalana

Andreu Missé

La expansión que ha registrado la industria catalana durante los últimos cinco años, con un crecimiento medio del 4,2%, ha tenido un aliado imprevisto, el comercio exterior. La industria catalana no sólo no ha perdido competitividad con la integración completa a Europa, sino que ha sido precisamente en los mercados exteriores donde ha encontrado su mayor campo de expansión. Durante los últimos cinco años las exportaciones crecieron un promedio del 20% cada año, una tasa que dobla la registrada en el anterior ciclo expansivo (1986-1989), que fue del 9,2%.

Este intenso y continuado crecimiento de las exportaciones -con independencia de la caída del 10% del pasado octubre- ha venido acompañado de otro cambio más radical aún en las importaciones, según señala un reciente estudio de Caixa de Catalunya. En la anterior etapa expansiva de finales de los años ochenta, el incremento de las exportaciones (9,1%) se hizo a costa de un fuerte aumento de las importaciones (18,7%). Esta evolución de signo opuesto de las compras y ventas exteriores fue una de las causas más determinantes que provocaron el fin del ciclo expansivo ante la imposibilidad de mantener indefinidamente el déficit exterior. En la etapa actual (1993- 1997), por el contrario, el ritmo de crecimiento de las exportaciones dobla el de las importaciones, lo que a juicio de Josep Olivé, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma, es la mejor garantía para que continúe la actual fase de crecimiento. El profesor Olivé considera que este fuerte impulso del comercio exterior significa que "la industria catalana está más preparada que nunca ante la eventualidad de una posible crisis". Considera especialmente relevante que sean las principales economías europeas los mayores clientes. "El 44% de nuestras ventas se dirigen a Francia, Alemania e Italia", precisa. La tasa media de crecimiento de las exportaciones a estos países durante el pasado año fue del 15%. Olivé subraya que "realmente es una clara muestra de competitividad aumentar las exportaciones un 18% a un país como Francia, que ha crecido el 3,1%". En el caso de Alemania, las exportaciones industriales catalanas aumentaron el 12%, aunque la economía de este país sólo creció el 2,8%. Estos cambios en el comportamiento del comercio exterior han significado también una variación significativa en el tradicional superávit exterior de la economía catalana con el resto de España. Hasta 1995, el saldo negativo del comercio exterior catalán con el resto del mundo se compensaba con un fuerte superávit del comercio con el resto de España. Así, en 1990 por ejemplo, el comercio exterior de Cataluña con el resto del mundo tuvo un saldo negativo del 8,4% del PIB catalán, que se compensaba ampliamente con superávit del 14,4% en los intercambios con el resto de España. El saldo total era positivo, equivalente al 6,1% del PIB catalán. Superáfit internacional Esta situación ha cambiado sustancialmente en los últimos años. En 1998, el saldo comercial con el resto del mundo fue positivo, equivalente al 1% del PIB, mientras que el superávit con el resto de España se redujo al 8,4%. El saldo total del comercio exterior catalán era era, pues, del 9,4%, pero con la novedad de que cada vez es menos dependiente de las ventas al resto de España. La intensificación de las exportaciones industriales catalanas también queda patente si se compara con la evolución del comercio exterior registrada en el resto de España. Así, mientras las exportaciones catalanas crecieron el 273% entre 1988 y 1997, las del resto de España lo hicieron en un 211% (véase cuadro adjunto). También fue más favorable para Cataluña la evolución de las importaciones (menos elevadas). Así, durante los años citados, las importaciones de mercancías por parte de Cataluña crecieron el 148%, mientras que en el resto de España lo hicieron en el 158%. El creciente peso de las exportaciones industriales catalanas es un fenómeno que se ha ido intensificando en los últimos años. En 1989 significaban tan sólo el 15% de toda la producción industrial. El pasado ejercicio representaban ya el 37%. Sin embargo, este panorama podría cambiar. El último informe del Departamento de Industria prevé una inquietante caída de los índices de confianza, producción y exportaciones.

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