Anaya-Havas inicia su nueva etapa con la intención de estar "más cerca del mercado"

Anaya-Havas inicia sus primeros cambios con el nombramiento de nuevos responsables para las divisiones de Ediciones Generales (Eladio Mayo, antes gerente de Alianza) y Educación (Francisco Prior, de Algaida, otra de las editoriales del grupo). Habrá más. "Sobre todo desde el punto de vista de la profesionalización de las diversas áreas" dice José Manuel Gómez, presidente del grupo. "Lo que no significa que vayamos a cerrar empresas. Cerraremos las que tengamos que cerrar, pero a lo mejor dentro de unos años. Esta casa ha venido haciendo ajustes sin Havas y seguirá haciéndolos".

Gómez dice que va a tomárselo con calma. "Quiero ver qué dan de sí las personas, pues quienes no estén de acuerdo con el proyecto tendrán dos opciones: fastidiarse durante unos años o irse". "Entiendo que uno de los retoques que hay que hacer es que nuestro proyecto esté más pegado a la realidad del mercado. El liderazgo que hemos tenido siempre nos da una visión parcial, porque cuando eres líder crees hacerlo todo muy bien. Sólo cuando algo empieza a moverse empiezas a cuestionártelo".¿Cuál es la realidad del mercado a la que tiene que ajustarse Anaya? "Desde el punto de vista de grupo, tenemos que reflexionar sobre la cantidad de títulos que publicamos al año". En el pasado ejercicio publicó 1.823 novedades. Agrupadas en la división de, Ediciones Generales, Anaya posee, entre otras editoriales, Alianza, Tecnos, Cátedra, Pirámide y el 45% de Siruela.

Uno de los principales objetivos, dice Gómez, "es reflotar Alianza. Fue uno de los proyectos culturales más importantes de los años setenta, pero el discurso de los setenta no puede mantenerse, en los noventa. Cuando compramos Allianza perdimos un poco -el tren. Hemos perdido tiempo. Quiero poner un ejemplo: Random. House, que tiene un catálogo de libros de bolsillo comparable al nuestro, hizo una tremenda reestructuración de todas sus colecciones".

"Fondos magníficos"

Bertrand Éveno, director general de Educación y Referencia de Havas, añade que el grupo tiene "la absoluta convicción de conservar Alianza". "Posee unos fondos magníficos. Es muy importante en bolsillo y los libros de bolsillo no pueden hacerse sólo de referencia y educación. Tiene una gran colección que ha sido modernizada y un nuevo dinamismo. Es importante desarrollarla con los autores clásicos, los contemporáneos, textos de referencia para la juventud. También Alianza Gran Forma, de primeras ediciones, debe existir en literatura general. Tiene una tradición y no creo que deba editar a grandes autores norteamericanos de éxitos, como Mary Higgins o Stephen King. Esto, que puede ser perfectamente normal para Anaya, no se le va a a exigir a Alianza. Deseamos que tenga escritores españoles y también extranjeros. Hace falta que tenga una edición de literatura general seria para libros de bolsillo y también para equilibrar las redes comerciales. Cuando los comerciales van a las librerías no pueden llevar únicamente libros. de texto o universitarios.

Latinoamérica es otro de los temas que preocupan a Havas. "Antes de entrar en Bolsa, Anaya tenía una participación del 25% en algunas editoriales educativas latinoamericanas", explica Gómez. "Con la salida a Bolsa, el consejo de administración decidió desinvertir en esas empresas, por la situación económica de cada país, porque era muy dificil montar una auditoría, como es obligatorio, cuando estás en Bolsa". Desde la venta, Anaya no cotiza en Bolsa y tampoco Havas. "Ahora nos estamos replanteando si nos interesaría recuperar al menos ese porcentaje o incluso más. Nos hemos dado un plazo: en junio de 1999 tenemos que tener estudiada nuestra situación y ver qué empresas podemos tener o cuáles crearnos".

En los tres o cuatro próximos meses, Havas va a replantear también la situación de Larousse, otra de las editoriales del grupo (Havas posee también Bordas, Bouquin, Plon, Presse de la Cité, Robert Laffont, 1018 oFleuve Noir, entre otras) en España.

En el ejercicio pasado Anaya facturó 47.628 millones le pesetas y obtuvo unos beneficios netos de 1.408 millones. ¿No es demasiada la diferencia? "Es que el sector da muy poco. Si se tiene en cuenta lo que cuesta el papel, la impresión, los derechos de autor, etcétera, el resultado que queda para el editor es de un 6%. Es el margen más pequeño que queda para cualquier proceso industrial", opina Gómez. Lo importante es hacerlo tan bien como los otros. Quiero decir que los beneficios miden la eficacía económica, no la intelectual. En la edición literaria la rentabíidad no es buena, salvo algún gran éxito de vez en cuando. Alianza, por ejemplo, debe estar al mismo nivel económico que sus competidores naturales: las otras editoriales de bolsillo y de literatura".