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Entrevista:

"Estamos demasiado acostumbrados a aceptar la injusticia"

Amelia Castilla

La única transgresión de la que se confiesa culpable Eduardo Galeano (Uruguay, 1940) es la que se refiere a los géneros literarios. Su nuevo trabajo, Patas Arriba, la escuela del mundo al revés (editorial Siglo XXI), un estudio sobre las contradicciones del poder y el cinismo de las leyes que han acabado imponiendo la injusticia, rompe una vez más las fronteras literarias a base de mezclar crónicas de la realidad, trabajadas como relatos, con el ensayo. "Estamos demasiado acostumbrados a aceptar la injusticia", declara el escritor. Galeano considera el ejemplo más claro de lo del revés que se encuentra el mundo el estupor que provocó en Latinoamérica un acto de justicia como la retirada de la inmunidad a Pinochet. "Estamos tan acostumbrados a aceptar la injusticia que cuando sobrevive la justicia se pone el grito en el cielo", dice el autor. "Son los mismos gobiernos encargados de la globalización del dinero los que no globalizan la justicia. Estamos tan acostumbrados a condenar al navajero que cuando el condenado es un señor de la guerra se monta un escándalo".Mensajes anónimos

Patas Arriba, ilustrado con dibujos del mexicano José Guadalupe Posada, reproduce también un buen número de graffitis. La idea de Galeano es que se aprende mucho leyendo en las paredes porque son los lugares donde la gente anónima puede decir lo que piensa. "Si la cárcel está llena de inocentes, ¿dónde están los culpables?", "Dejemos el pesimismo para tiempos mejores" o "Ya el muro tiene un ladrillo menos", escrito en relación con el asunto Pinochet, son algunos de los mensajes anónimos que el autor ha ido recopilando en el libro.

Patas Arriba es el resultado de varios años de trabajo, aunque el escritor considera que podía haberlo continuado durante años con sólo estar atento a los informativos en los que son titulares cotidianos la tortura, el trabajo de los niños o la economía de mercado. "Iba anotando cosas a mano según iban surgiendo temas que me interesaban", aclara el escritor. Su tesis es que hemos acabado aceptando los disparates como normalidad, aunque cada día surjan nuevas respuestas por parte de la sociedad civil "para combatir un sistema que niega el abrazo y obliga al codazo".

Como ejemplo de respuesta al sistema, Eduardo Galeano cita a los sin tierra de Brasil, los zapatistas en Chiapas o el movimiento de los deudores mexicanos.

En Patas arriba se habla también del lenguaje y cómo ha ido evolucionando a medida que avanzaba el siglo. La tortura, según Galeano, se ha convertido ahora en presión física, el imperialismo en globalización y el capitalismo en economía de mercado. Para recuperar el verdadero nombre de las cosas el escritor reivindica al papel de la literatura.

Manipulación universal

La opinión de Eduardo Galeano es que la proporción comunicación-información es cada vez más compleja. "Hay una tendencia a la manipulación universal", asegura el autor de El fútbol a sol y a sombra, quien pone como ejemplo la enorme sorpresa que se llevó cuando leyó, en la sala de espera de un aeropuerto, la amplísima cobertura que todos los diarios del mundo daban al "asunto del salón oval y de la gordita" y la escasa consideración que tenía una noticia como la denuncia de tres organizaciones ecologistas en la que daban a conocer el resultado de una investigación fruto de la cual se anunciaba que en el último cuarto de siglo el mundo perdió un tercio de su riqueza natural. Como resumen, Eduardo Galeano apunta que "el proceso tecnológico genera incertidumbre en el ciudadano, que vive angustiado ante el problema que supone encontrar un nuevo empleo o el temor a perder el que tiene. Ese miedo, a su vez, acaba generando el deterioro en todos los campos sociales", aseguró el autor durante su estancia en Madrid para presentar su libro.

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