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Netanyahu ignora la presión de EE UU y se niega a continuar el repliegue en Cisjordania

El presidente de Estados Unidos ha fracasado. La misión diplomática de Bill Clinton se ha estrellado ante la intransigencia del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien se negó ayer taxativamente a ordenar el repliegue del Ejército de Israel de Cisjordania y a liberar los presos políticos palestinos, reafirmándose así en su decisión de continuar bloqueando los acuerdos de Wye Plantation. El revés ha sido importante, pero no significa el fin del proceso de paz, por el que Washington continuará luchando, según anunció ayer el propio Clinton al exclamar en tono optimista "esto va a salir bien".

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No hubo acuerdo en Erez. El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se reunieron ayer por la mañana a primera hora, en el puesto fronterizo entre Gaza e Israel, en un último esfuerzo por desbloquear el proceso de paz.La cita se convirtió en un naufragio en cuanto el primer ministro israelí depósito encima de la mesa una lista de 12 cargos contra los palestinos, con los que trataba de demostrar las violaciones de éstos a los acuerdos de paz. El documento contenía, entre otras quejas, las manifestaciones reiteradas de Arafat de declarar el Estado de Palestina el próximo 4 de mayo, la negativa a reducir las fuerzas policiales, la oposición a retirar las armas ilegales, a desconvocar las manifestaciones, la insistencia en continuar reclamando la libertad de los presos políticos o, en definitiva, a proseguir con la supuesta "incitación a la violencia".

Las recriminaciones de Netanyahu provocaron la reacción airada del presidente palestino, Yasir Arafat, y del jefe del equipo de negociadores, entre los que estaba Saeb Erekat, quienes abandonaron precipitadamente la sala y volvieron a casa, negándose a dar ningún tipo de explicación a los periodistas que esperaban en las puertas. "Después de haber intentado anular la reunión, han aceptado participar, inventando nuevos pretextos y mentiras y poniendo nuevas condiciones con la intención de no respetar sus compromisos", aseguraría horas más tarde Nabil Chaat, ministro del Plan y la Cooperación Internacional, bajo cuyo nombre se esconde el Ministerio de Asuntos Exteriores palestino, explicando las razones de la salida.

Mano a mano

La reunión de Erez, que continuó durante una hora y media, mano a mano entre Clinton y Netanyahu, no logró reactivar el proceso de paz. El primer ministro israelí se negó a someterse a las presiones de su interlocutor y aceptar dar las órdenes para que su Ejército se repliegue en un 5% de Cisjordania el próximo 18 de diciembre, tal y como quedó estipulado en el Memorándum de Wye. "Nosotros esperamos que los palestinos respeten antes el resto de sus compromisos. Todo depende del respeto que demuestren con sus compromisos. Si lo hacen, recibirán", afirmaría Netanyahu poco después de la reunión en una tempestuosa conferencia de prensa en la que mezcló los argumentos diplomáticos con reacciones más exasperadas.La actitud colérica de Netanyahu era aparentemente el resultado de la resaca política del día anterior, cuando recibió con desagrado el triunfo del diálogo entre Clinton y Arafat. El primer ministro israelí no escondió los celos y manifestó ayer sentirse dolido especialmente por dos manifestaciones que había hecho el presidente estadounidense ante el Consejo Nacional Palestino; una, pedir al pueblo palestino que dialogara con el israelí, obviando a su Gobierno, y dos, cuando comparó el dolor de los hijos de las víctimas de los atentados con el dolor de los hijos de los prisioneros. "Es inaceptable comparar el dolor de los hijos de un asesino con aquellos cuyos padres han sido asesinados", estalló por fin Netanyahu en pleno ataque de indignación ante la prensa, mientras reiteraba que por ahora no habrá ningún repliegue, y que en el mejor de los casos lo único acordado es la celebración de unas reuniones mixtas, entre israelíes y palestinos, para estudiar caso por caso la situación de los presos políticos. Anoche, el ministro de Finanzas israelí, Jacob Neeman, anunció al primer ministro, que va a presentar su dimisión. Neeman es un tecnócrata próximo a Netanyahu y su salida podría responder al juego de fuerzas dentro del Gabinete israelí. El exministro de Exteriores, David Levy -un moderado-, aspiraba a la cartera.

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