La Conferencia de Madrid intenta limitar la dependencia de Bosnia de la ayuda exterior
La conferencia para la aplicación de la paz (PIC) en Bosnia, que inauguró ayer el presidente de Gobierno, José María Aznar, y concluye este mediodía en Madrid, trata de que el país balcánico siente las bases para lograr una autosuficiencia y poder así soltar las amarras de la dependencia de la comunidad internacional. El alto representante de la comunidad internacional, el español Carlos Westendorp, espera conseguir poderes para destituir de todo cargo político a aquellos políticos de Bosnia que se opongan a los planes de retorno de los refugiados y a los que observen conductas antidemocráticas.
El secretario general de la OTAN, el español Javier Solana, aseguró que se mantendrá el nivel actual de las fuerzas de estabilización (SFOR) en Bosnia hasta el próximo verano, y entonces se debatirá si es posible una reducción. Solana advirtió con dureza al presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, de que se cuide "muy mucho" de atacar a las fuerzas de intervención de la OTAN estacionadas en Macedonia, incluso en el caso de que intervengan en Kosovo para auxiliar a los verificadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Por su parte, el ministro español de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, calificó al Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) de "separatistas extremistas", en términos muy similares a los del régimen de Belgrado, y dijo que la independencia de Kosovo no contribuye a la estabilidad en la región. Matutes criticó "la actitud poco responsable de las guerrillas independentistas kosovares, que parecen intentar sacar partido de la situación de relativa calma que hemos logrado imponer. Los extremistas separatistas de Kosovo no aceptan las posiciones de la comunidad internacional en favor de una amplia autonomía, y quieren la independencia, pero esto no contribuye a una estabilidad de la zona".La conferencia mastodóntica reunió en Madrid a una larga lista de 43 representantes de países de la llamada comunidad internacional y más de una docena de organismos multilaterales, más o menos implicados en la aplicación de los planes de paz sobre Bosnia-Herzegovina, tal como se acordó hace ahora tres años en el pueblo norteamericano de Dayton. El motivo central, palpable en declaraciones, discursos y múltiples ruedas de prensa, celebradas ayer, es la convicción de que el compromiso de la comunidad internacional para mantener la paz en Bosnia es todavía indispensable, pero al mismo tiempo se advierte un cierto cansancio. Expresión clara de este sentimiento lo expresaba el ministro de Estado (secretario de Estado) alemán de Asuntos Exteriores, el socialdemócrata Günther Verheugen, al declarar en una reunión con la prensa que los resultados obtenidos en Bosnia no están en proporción con el esfuerzo desplegado. Su compatriota Hans Koschnick, actual comisionado de Alemania para Bosnia y exadministrador de la ciudad de Mostar, se mostró partidario de que la ayuda entregada tenga una contraprestación.
El alto representante para Bosnia, Carlos Westendorp, vive sometido a un tira y afloja entre la necesidad de apoyo por parte de la comunidad internacional y las reacciones de los sectores más nacionalistas serbobosnios y croatas, que se resisten a que se incrementen sus funciones y se refuerce su posición. El nuevo presidente de la República Srpska, el ultranacionalista Nikola Poplasen, criticó ayer a Westendorp ante la prensa y le acusó de violar un sinfín de veces los acuerdos de Dayton.
Trabajo duro
En su intervención ante el pleno de la conferencia, Westendorp resumió los logros conseguidos en Bosnia, pero afirmó: "Tenemos una enorme cantidad de duro trabajo por delante". El núcleo central, la piedra de toque del éxito de la política internacional sobre Bosnia, parece el logro del retorno de fugitivos y desplazados de la guerra a sus territorios de origen y sobre todo a aquellas regiones donde se encuentran en minoría. Ante la prensa, Westendorp reconoció que vale poco la firma de declaraciones sobre el papel si luego las autoridades locales la boicotean con intimidaciones, quema de casas y actos de terrorismo. Por eso el alto representante en Bosnia se ha fijado como tarea prioritaria la profesionalización de la policía y del poder judicial, que ahora dependen de las autoridades políticas de turno. Además se trata de condicionar la ayuda a cambio de que las autoridades locales acepten el retorno de los fugitivos de la guerra.
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