Víctimas
Me alegra sobremanera el ver que estos días se está atendiendo a las súplicas de cientos de personas que tienen una característica en común: son víctimas. Sí, me estoy refiriendo al popular asunto del general chileno, pero no quiero que él sea el protagonista de esta carta, sino los muchos que han sufrido por su culpa y que siguen sufriendo cada día, porque cuando el daño es de tal tamaño cual es la pérdida de un ser querido, el mal causado no desaparece nunca. Resulta increíble e incluso bochornoso que los criminales sean objeto y sujeto de tantos derechos, cautelas, previsiones y cavilaciones, y a quienes son atacados vilmente se les olvide al momento, siendo, pues, no sólo víctimas de un delito, sino también víctimas del sistema legal. Deseo que todos los que han padecido puedan ver por fin algo aliviado su dolor, y que todos los demás nos hayamos dado cuenta de cuán injusta es la sociedad y sus mecanismos con aquellos a quienes se hiere.-
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