Todos somos chilenos

El apresuramiento que parece desprenderse de los dos artículos de opinión que se publicaron en EL PAÍS el día después del fallo del tribunal de la Cámara de los Lores en favor de la extradición reflejan la sorpresa que ha causado esta decisión no esperada. Aparte de esa tradicional falta de esperanza de la izquierda, el centrar los comentarios exclusivamente en el pueblo chileno aporta argumentos, precisamente, a quienes defienden la inviolabilidad por decisión unilateral de un país o de un grupo.El tema de los derechos humanos, como el tema de los nacionalismos, no es de ámbito local, sino universal. La nacionalidad, el lugar de origen, son circunstancias aleatorias, nadie puede escoger de quién nace o en dónde nace, pero en muchos casos sí se puede decidir cómo se piensa y con quién se junta uno.

El mundo ese que los astronautas ven sin fronteras está poblado de individuos que disfrutan de la capacidad del pensamiento. Si no existen fronteras naturales que hagan diferentes a las naciones, sí existen particularidades intelectuales que hacen compatibles a los hombres, y aunque la proximidad es una circunstancia que impone muchas condiciones para la convivencia, lo que realmente une son los sentimientos, las similitudes en el pensamiento y en la interpretación de los acontecimientos. Por contigüidad los chilenos se ven directamente afectados por la decisión de los lores lo mismo que se vieron heridos y amenazados por la crueldad y la maldad del dictador, pero por lo que se persigue a éste no es por matar chilenos, sino por asesinar a personas.

Hablar sólo de chilenos es reducir los crímenes de la dictadura chilena a un asunto local. Desaparecieron muchos chilenos porque desaparecieron muchas personas, y en calidad de tales todos tenemos derecho a reclamar justicia y a aplaudir una sentencia resuelta con sentido común.-