La astronomía espacial del próximo milenio se reparte los colores del cielo
El cielo no es sólo lo que parece. Si el ojo humano viera la luz infrarroja -y si no hubiera atmósfera- la noche estaría plagada de asteroides en vez de estrellas. Y tampoco perciben los ojos la radiación ultravioleta, de rayos X y gamma, de ondas de radio... que emiten los objetos celestes. Sin embargo, ver todos esos tipos de luz es muy útil: sin telescopios de rayos X tal vez hoy no se conocerían los agujeros negros, ni los púlsares sin los radiotelescopios. Por eso los astrónomos quieren que las misiones espaciales del próximo milenio cubran toda la paleta de colores. Algunos se quejan ya de que la balanza favorece a unos, a los que trabajan en infrarrojo, en detrimento de otros, los que observan en ultravioleta.La fecha clave es el 2010: el año de la muerte anunciada del Hubble. Desde que se lanzó, en Abril de 1990, el telescopio espacial ha sido la niña de los ojos de los astrónomos -se han publicado ya 1.700 artículos científicos con sus datos-, y cuando falte se iniciará una nueva era. ¿Qué telescopios reinarán entonces?
Si se piensa en un telescopio para estudiar las regiones opacas llenas de polvo donde nacen las estrellas, o los cuerpos fríos -enanas marrones e incluso planetas-, tendrá que ser uno infrarrojo. Pero si se quieren estudiar fuentes muy energéticas, o misterios como las poderosas explosiones de rayos gamma, entonces tendrá que ser un observatorio especializado en este tipo de radiación.
Telescopios específicos
Porque es imposible hacer un único supertelescopio espacial para todo: los instrumentos son incompatibles. Los de infrarrojo lejano sólo funcionan si se enfrían a temperaturas cercanas al cero absoluto (-273 grados centígrados), un requisito que no casa con operaciones en luz visible -la que ve el ojo humano- o en ultravioleta.Así que las agencias espaciales deben diseñar proyectos distintos. El verano pasado, en la Universidad de Colorado, situada en Boulder (Estados Unidos), en un congreso sobre astronomía espacial después del Hubble, empezaron los debates preludio de un Comité de Revisión de la Década 1999, creado por la NASA para establecer prioridades. Una de las conclusiones del centenar de investigadores reunidos, incluidos el director del Instituto Científico del Hubble y los responsables de misiones de las agencias espaciales europea y estadounidense (ESA y NASA), fue que lo planeado hasta ahora no encaja con la necesidad de detectar todos los tipos de luz.
"Falta un proyecto de telescopio espacial para el ultravioleta", dice Willem Wamsteker, ex-director del telescopio International Ultraviolet Explorer (IUE) de la Agencia Espacial Europea (ESA), cuyo centro científico y de control ha estado en la estación de seguimiento de Villafranca del Castillo, en Madrid. Este telescopio se lanzó en 1978 con un plazo de vida de unos tres años, pero duró casi 19. En el archivo de datos del IUE hay almacenados 110.000 espectros de 10.000 objetos astronómicos diferentes, desde cometas a quasares muy lejanos.
Paradójicamente, la longevidad del IUE puede haber influido en la falta de proyectos de ultravioleta, según Wamsteker: "El IUE duraba tanto que no nos hacíamos a la idea de que haría falta un sucesor". Michael Shull, de la Universidad de Colorado y uno de los organizadores del congreso de Boulder, también se queja de que "la astronomía del futuro es sobre todo infrarroja". Él querría un telescopio espacial ultravioleta de 8 metros de diámetro.
El Hubble es sobre todo óptico, pero también detecta parte de ultravioleta e infrarrojo. Pero su sucesor, el Next Generation Space Telescope (NGST), eliminará del todo el ultravioleta y será óptico-infrarrojo.
Además, ya están en preparación varios telescopios espaciales infrarrojos que funcionarán incluso antes que el NGST, y que son un anticipo de más misiones infrarrojas muy ambiciosas para la segunda década del siglo XXI.
Otras longitudes de onda, como rayos X y gamma, también tienen una decena de telescopios en marcha, y al menos dos sobre el papel para después del 2010. Los de radio no están tan preocupados porque no necesitan salir al espacio -la atmósfera es transparente a este tipo de radiación-. Los de ultravioleta, que no pueden hacer nada desde la tierra porque la atmósfera lo impide, tienen a la vista sólo dos proyectos.
Pero ¿por qué el auge de los infrarrojos? Para Goran Pilbrait, jefe del telescopio Far Infrared and Submillimetre Space Telescope (FIRST), uno de los motivos es que "la instrumentación potente para observar en infrarrojo existe desde hace poco, y sólo ahora la gente se da cuenta de su importancia". Otro motivo es que únicamente en el infrarrojo se pueden emprender programas tan atractivos como la búsqueda de planetas extrasolares.
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