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Sábato defiende la lengua como "energía viva que termina por romper los cánones"

El escritor argentino define el intento de fijar el idioma como algo "casi policial"

Miguel Ángel Villena

Ernesto Sábato alteró ayer la modorra de los cenáculos culturales con un discurso apasionado en favor de la lengua como "energía viva que termina por romper los cánones establecidos". En una sala abarrotada por centenares de personas en la Universidad de Valladolid y en medio de un silencio reverencial, el escritor argentino definió como algo "casi policial" el intento de las academias por fijar el idioma. Sábato resaltó que el castellano es la lengua más poderosa del mundo en su intervención de la última jornada del III Congreso Internacional de la Lengua Española.

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A pesar de su aspecto austero y sombrío, el autor de Sobre héroes y tumbas protagonizó los momentos más emotivos de unas sesiones que con frecuencia han pecado de cierto academicismo. Con su voz grave, Ernesto Sábato comenzó su breve intervención con una cita del escritor y filósofo francés Albert Camus a modo de gran interrogante de este final de siglo: "Cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizá mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrupta en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas, en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer, en que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión".

Escepticismo

El escritor argentino mostró asimismo su escepticismo sobre la posibilidad de plantear "una lengua para un milenio". Más humilde y más ambicioso a un tiempo que los propios organizadores, propuso que "la palabra poética recree un mundo más humano". "Hablo de la poesía", añadió el intelectual, "en el sentido grande y primigenio. ¿Quién puede dudar de las visiones de seres como Dante, Blake, Milton, Rimbaud, Dostoievski o Kafka? Si hay algo verdadero en la existencia de un hombre es el sueño. También las visiones de los grandes artistas". El autor de obras maestras de la literatura en español como El túnel o El escritor y sus fantasmas fue presentado por Javier Blasco, de la Universidad de Valladolid, como un narrador que había convertido el español en "una lengua para el compromiso y para la ternura".La conferencia de Sábato provocó una prolongadísima ovación que conmovió al escritor. Referencia ética para varias generaciones de argentinos y de latinoamericanos, Ernesto Sábato presidió hace unos años la comisión encargada de investigar los crímenes y desmanes de las dictaduras militares que gobernaron en Buenos Aires en parte de las décadas de los setenta y de los ochenta. El escritor tuvo ayer también calificativos muy duros para la represión que desencadenó Augusto Pinochet en Chile a partir de 1973. Sábato cerró su discurso con un símbolo: "En esta hora abismal de la historia hemos de buscar en el gran arte su valor profético y misterioso porque, como muy bien dijo Jünger, "sólo nos salvaremos por la poesía o por el fuego".

El otro gran protagonista de la jornada fue Francisco Ayala, que trazó un recorrido por su larguísima trayectoria literaria para detenerse especialmente en su última obra, De mis pasos en la tierra. "Toda vida humana", señaló el escritor, "en general está constituida por las palabras, por el lenguaje y la vida del escritor son sus escritos". Desde el rechazo de los moldes que suponen los géneros literarios, Francisco Ayala confesó ayer en Valladolid que desde los años setenta se decidió por un estilo que combina el ensayo con la ficción, y las reflexiones con las evocaciones.

Esta tercera edición del Congreso Internacional de la Lengua Española ha agotado, según reconocen los propios organizadores, la fórmula de las clases magistrales y de unas mesas redondas más orientadas a debates lingüísticos que a una viva discusión, como reclamó el propio Sábato. "Las academias", señaló el autor argentino, "siempre tuvieron mala consideración, aunque recientemente han intentado adaptarse a los nuevos tiempos". La constante pugna entre la lengua de los eruditos y el idioma de los escritores apareció una vez más sobre el tapete.

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