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GENÉTICA: ANÁLISIS FORENSE

Nuevos chips permiten identificar los genes humanos en horas

Xosé Hermida

El noviazgo entre la microelectrónica y la genética promete depararnos en los próximos años apasionantes avances científicos. De momento, la genética forense, que en poco tiempo ha cambiado espectacularmente el alcance y la naturaleza de la investigación criminal, se prepara para vivir "la mayor revolución tecnológica de la última década", como afirma Ángel Carracedo, del Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela. El artífice de ese nuevo salto adelante es un chip que permite la identificación de los genes de un individuo en cuestión de horas."Estamos alucinados", confesaba Carracedo tras haber visto los nuevos diseños de microprocesadores presentados la pasada semana en el simposio sobre genética forense que organizó el Instituto de Medicina Legal compostelano con el patrocinio de la Fundación Areces. Ahora mismo, Carracedo necesita tres días para analizar un pelo y extraer de él la identificación genética de su propietario. No es demasiado tiempo para una investigación, pero el problema se presenta cuando en el lugar de un crimen se han recogido un centenar de pelos. En esas ocasiones, Carracedo ha tenido que explicar a más de un juez que no podía pasarse un año entero examinando cabellos.

Los artilugios electrónicos no sólo acortan el tiempo necesario para extraer el ADN y examinar los genes -o más bien, los "marcadores de referencia", como se llama en la jerga científica a las características del código genético que pemiten identificar a un individuo- sino que prometen una fiabilidad del cien por ciento frente al pequeño margen de error que siempre se concede a las pruebas tradicionales. "Todavía se necesita algún tiempo para someter estos chips a validación, pero las posibilidades son extraordinarias por la rapidez con que permitirán analizar los genes", comenta Carracedo.

Habrá que esperar algún tiempo a que se perfeccione la técnica y, sobre todo, se abaraten los precios de los microprocesadores. Pero los estadounidenses están haciendo ya planes para el futuro y el FBI acaricia la idea de ver realizado dentro de una década su viejo proyecto de fichar genéticamente a todos los individuos desde el momento en que nacen. De ese modo, las huellas digitales quedarían sustituidas por huellas genéticas, más eficaces para identificar a una persona a partir de cualquier resto biológico, ya sea la saliva que impregna el filtro de un cigarrillo, un cabello abandonado o el esperma de un violador.

Las iniciativas de los gobiernos para confeccionar grandes archivos genéticos suscitan inevitablemente la controversia, ya que ponen en juego espinosas cuestiones éticas y jurídicas. Para hacer una identificación genética los forenses sólo analizan la información que ellos llaman no codificada, es decir únicamente los rasgos que distinguen a un individuo. Pero si se dispone de una muestra biológica es posible llegar más allá y descubrir incluso la propensión de una persona a contraer determinadas enfermedades. Cualquiera puede imaginar cuánto pagaría una compañía de seguros médicos para hacerse con esa información, o cuál sería la actitud de empresarios sin escrúpulos.

Los anglosajones, sin embargo, no parecen afectados por esa clase de remilgos morales. "Ellos siempre ponen la seguridad por encima de la intimidad", apunta Carracedo. De hecho, como expuso Peter Schneider, de la universidad alemana de Mainz, a los asistentes al simposio de Santiago, son los países mediterráneos de Europa los únicos que ni han creado ni tienen planes inmediatos para crear archivos genéticos de delincuentes. En el Reino Unido comenzaron en 1995 y en pocos años esperan tener fichadas a más de cinco millones de personas, casi uno de cada diez súbditos de Su Majestad. La ley autoriza a la policía a exigir una muestra de saliva al sospechoso de haber cometido any recordable offense, algo así como cualquier delito susceptible de ser archivado, una definición tan laxa que en ellan caben hasta las infracciones de tráfico.

Carracedo, partidario de que en España también se cree un registro genético de delincuentes, rechaza, sin embargo, los expeditivos métodos británicos y, como otros colegas científicos, critica que en el mundo anglosajón y en Alemania los laboratorios de genética forense estén controlados exclusivamente por las autoridades policiales. Tampoco entiende la utilidad de la huella genética, ni la obsesión de algunos gobiernos por tener a todo el mundo identificado. Su colaboradora, la fiscal Margarita Guillén, opina incluso que un hipotético proyecto para fichar genéticamente a todos los ciudadanos colisionaría con la Constitución española y su defensa del derecho a la intimidad.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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