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Arafat combina una oleada de detenciones y la negociación con Hamás para salvar la paz

Falouji, ministro de la ANP, mediará entre el presidente y el líder religioso Yassin

El presidente Yasir Arafat se balancea entre el diálogo y la represión. La Autoridad Nacional Palestina ha desencadenado en las últimas horas una nueva oleada de detenciones de islamistas al tiempo que trata de establecer una negociación con los líderes encarcelados de Hamás a los que intenta convencer para que abandonen las armas y no interfieran en el proceso de paz. El ministro de Correos y Telecomunicaciones del Gobierno palestino, Imad Falouji, un antiguo líder integrista, desempeña funciones de mensajero entre Arafat y el líder político y religioso Ahmed Yassin.

"Sólo soy un cartero", afirma lacónicamente Imad Falouji, convertido desde hace pocos menos de una semana en el único puente de comunicación entre la Autoridad Nacional Palestina y el movimiento integrista Hamás. Falouji, de 34 años, miembro fundador de Hamás, asegura que inició la tarea de mediación en cuanto conoció la detención de su amigo, el jefe religioso de Hamás, jeque Ahmed Yassin; un arresto que se convertiría poco después en el prólogo de una redada masiva que ha llevado a más de 400 militantes fundamentalistas a las cárceles palestinas."Cada día visito al jeque Yassin en su casa de Gaza, donde desde el 29 de octubre se encuentra en arresto domiciliario, incomunicado y apartado del mundo exterior. Es mi amigo. Él me ha dado varios mensajes para Arafat que yo los he entregado personalmente al presidente de la ANP. Soy simplemente un cartero", insiste Falouji, atrincherado en su despacho en Gaza.

No es la primera vez que Falouji se convierte en mensajero entre Arafat y Hamás. Desempeñó ya esta complicada misión a principios de los años noventa, cuando la formación fundamentalista y la Organización para la Liberación de Palestina trataron de sentar las bases de un diálogo constructivo que les permitiera abandonar las rencillas y los enfrentamientos sangrientos.

Falouji, ingeniero civil por la Universidad de Ucrania, formaba parte en aquella época del ala tolerante y pragmática de Hamás, donde había militado desde su fundación en 1987 y de la que se convirtió en portavoz y máximo responsable para los territorios de Gaza y Cisjordania al final de la Intifada.

"Hamás apoya desde el principio la vía de diálogo con la OLP. No hay otra solución que el diálogo con la ANP. Tenemos que llegar a una solución y poner fin a la crisis", recalca el ministro. La firma y la ratificación de los acuerdos de Oslo, rechazados a ultranza por los fundamentalistas, es el principal obstáculo.

Yassin ha hecho llegar en los últimos días al presidente Arafat un pliego de reivindicaciones para reanudar el diálogo. El jeque reclama la libertad de expresión para todos los militantes de Hamás, permitiéndoles incluso criticar el proceso de paz. Pero reivindica también la libertad de los detenidos y el fin de estas oleadas de represión de que son objeto cada vez que se comete un atentado contra los israelíes.

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Arafat trata de compaginar la firme voluntad de diálogo del movimiento integrista con la represión encarnizada de sus militantes y dirigentes. Ha ordenado una nueva operación de castigo contra el movimiento integrista, cuando apenas se habían apagado las quejas por la redada de hace poco menos de una semana. Es la respuesta institucional por el atentado del viernes en un mercado de Jerusalén, que se saldó con la muerte de los dos terroristas, con más de una veintena de heridos y, sobre todo, con el bloqueo indefinido del proceso de paz.

Las detenciones se dirigen ahora no sólo contra los militantes de Hamás sino también contra las células clandestinas de Yihad Islámica, en cuyo grupo al parecer militaban los autores del atentado del pasado viernes. Los arrestos tienen como epicentro Gaza, pero también se están llevando a término en los territorios palestinos de Cisjordania, cercanos a Jerusalén, donde vivían los dos activistas fallecidos.

Los servicios de seguridad palestinos están en pie de guerra. El todopoderoso jefe de la Policía de Arafat, el general Razi Jibali, parece dispuesto a no escatimar medios ni métodos. Los asesores norteamericanos de la CIA han desembarcado ya en la zona. La represión del movimiento islamista es uno de sus principales objetivos. El trofeo más codiciado es Mohamed Def, el jefe del Ejército clandestino de Hamás, y las brigadas de Azzedine Al Qazzan.

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