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Antonio Muñoz Molina obtiene en Francia el Premio Femina a la mejor novela extranjera

El autor de "Plenilunio" afirma que "la literatura y las fronteras son incompatibles"

La literatura española cubrió ayer en París una nueva etapa en el camino del reconocimiento y la divulgación internacional con la proclamación de Plenilunio, de Antonio Muñoz Molina, como la mejor novela extranjera en los premios Femina 1998. El galardón, sin duda uno de las más prestigiosos de Europa, creado en 1904, tiene un valor especial, en la medida en que los Femina no están sujetos al juego de los intereses editoriales. El premio es concedido por un jurado independiente, compuesto por 22 mujeres, escritoras o críticas literarias.

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Algo aturdido por el revuelo de cámaras desatado a su alrededor, conteniendo, sin duda, una emoción y alegría intensas, el autor de Plenilunio -novela publicada en España por Alfaguara-, Antonio Muñoz Molina, colaborador de EL PAÍS, recogió el Premio Femina en los abarrotados salones del hotel Crillon de París haciendo gala a su proverbial sencillez. "La literatura debe ser universal, no internacional; es una especie de sociedad secreta en la que nos reconocemos los escritores y lectores", dijo a los medios informativos que hacían cola para recoger sus primeras palabras.En medio de la algarabía y de la lluvia de felicitaciones, alguien observó que precisamente estamos en la fase de plenilunio y dijo que el Premio Femina 1998 a la mejor novela extranjera, ya conquistado hace dos años por Mañana en la batalla piensa en mí, de Javier Marías, hace justicia a la novela contemporánea española.

Desde su aparición en la primavera pasada, Plenilunio ha contado en Francia con una acogida extraordinaria. Los grandes medios informativos, como Le Monde, Le Figaro y Liberation, le dedicaron espacios preferentes en sus ediciones literarias y los medios especializados no ahorraron los elogios a la hora de juzgar la novela.

Sin olvidar la excelente traducción de Philippe Bataillon, un hombre que compartió ayer la emoción con Antonio Muñoz Molina, el éxito de la versión francesa de Plenilunio es, con todo, el resultado del método del boca a boca que sustituye largamente las más ambiciosas campañas de promoción, el fruto de la conspiración de esos lectores agrupados en la sociedad secreta literaria de la que habló el escritor español.

Difusión

El galardón contribuirá, por lo demás, a la difusión de las obras de Muñoz Molina en Francia. Aunque carece de dotación económica, el Premio Femina otorga una gran resonancia y garantiza normalmente un aumento destacado de las ventas. El escritor español compartió los premios Femina con François Cheng, autor de Le dit de Tiany, "mejor novela" escrita en francés, y con Laure Adler, premio de ensayo por su biografía de Marguerite Duras.Visto el carácter femenino del jurado y del grueso de los lectores amantes de la literatura, cabría preguntarse si el éxito cosechado por Plenilunio tiene que ver con la particular sensibilidad respecto al universo de la mujer que Antonio Muñoz Molina muestra en su obra. El autor no considera esa perspectiva. "Yo no soy", dice, "de los que buscan halagar a las mujeres para promocionar mi obra". El autor del El jinete polaco dice que en Plenilunio le ha dado forma a los sentimientos que le suscitan la muerte, la violencia y el amor. Puede hablarse del estilo narrativo y de la densidad de los personajes, pero su editor español de Alfaguara, Juan Cruz, prefiere expresarlo de otra manera: "La obra está dominada por la poesía, Plenilunio es muy importante porque consolida una voz insólita en Europa".

A lo largo de las sucesivas entrevistas, Muñoz Molina insistió en la idea de que no existe contradicción alguna entre el localismo posible de la narración y los personajes y la aspiración literaria de la trascendencia. "Las claves literarias", indicó, "están al alcance de cualquier persona con gusto por la lectura, la gente se reconoce en cualquier parte del mundo cuando lee cosas que le afectan de una u otra manera".

La novela distinguida con el Premio Femina ha sido traducida a ocho idiomas, pero, curiosamente, no todavía al inglés, y ha acumulado hasta ahora los galardones Euskadi de Plata de 1997 y el Crisol 1998 que conceden los lectores de esa cadena editorial, además del séptimo premio del jurado de lectores de la revista Elle.

Ante los medios informativos españoles, el académico Antonio Muñoz Molina es explayó sobre la "tendencia a poner puertas al campo" existente, a su juicio, en la sociedad de nuestro país. "Una de las grandes pasiones españolas es la de levantar fronteras, pero da la cusualidad", subrayó, "de que la literatura y las fronteras son incompatibles entre sí".

Aislamiento

El escritor atribuyó a ese vicio y al aislamiento histórico español el hecho de que la cultura española tenga, hoy por hoy, una presencia más bien marginal en el extranjero. "En España hay mucha gente que se queja del imperialismo cultural, pero debería salir para darse cuenta de que nuestro país es pequeño y muy poco conocido en el exterior", afirmó.

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