Siete tapices recreados se muestran en Palma

Siete grandes tapices de Joan Miró, mirós en lanas (creados por el artesano Josep Royo, ex colaborador de Joan Miró, sobre dibujos litográficos de un libro de artista de 1971), se exhiben, por primera vez, ante los muros de hormigón blanco que Rafael Moneo levantó como sede de la Fundación Pilar y Joan Miró de Palma. El MOMA de Nueva York también prepara una exposición sobre series en negro y rojo, con motivo de la compra de nuevos aguafuertes del artista.La colección de obra textil, en Palma, recreada, pertenece a los herederos del pintor y ha sido cedida para su muestra hasta el próximo día 16 de noviembre.

Los tapices cubren los grandes vacíos que en la exposición permanente de la fundación de Palma ha provocado el traslado temporal a Roma de las obras de gran formato de la parte esencial de los fondos de la institución patrocinada por el matrimonio Joan Miró-Pilar Juncosa, en el entorno de su residencia y estudios mallorquines.

La colección propia de Palma no cuenta con una representación de tapices o lienzos de tejidos y cuerdas directamente trabajados en vida por Miró con Josep Royo. Desde 1969, Miró profundizó con este maestro artesano en una investigación plástica, de la que restan los grandes tapices de la National Gallery de Washington y de la Fundación Joan Miró de Barcelona.

Los expertos en la obra de Miró consideran que su obra textil es un cruce de caminos entre la pintura, el collage y la tapicería. El director de la fundación de Palma, Aurelio Torrente, resalta su "grata sorpresa" por "enseñar obras que nunca se han visto y que destacan en este género". El tapiz es una opción artística reseñable por su impacto y singularidad en la época contemporánea.

Josep Royo, siguiendo los mismos pasos de esbozos sobre cartón y grandes ampliaciones fotográficas de los dibujos -en este caso, litografías-, ha trabado piezas de gran tamaño y de planos irregulares. Royo montó tapices en la antigua fábrica de Tarragona La Farinera y cuenta que cuando fue citado por Miró, por primera vez, en la sala Gaspar de Barcelona creía ser víctima de una jugarreta de un amigo bromista. Miró buscaba, a veces, efectos trepidantes, encendía gasolina sobre las materiales naturales o tejidos -yute, esparto, cáñamo o cuerda- y luego resaltaba la última textura de la superficie final con colores, objetos (paraguas), ovillos, bultos y melenas de lana o simple y humildes sacos de arpilleras. En los vestíbulos de un rascacielos de Nueva York y de una clínica privada de Palma existen sendas obras en tapiz que Joan Miró realizó adrede para estos ámbitos tan concurridos.

Los patronos de la fundación de Palma desconocen si la Sucesión Miró tiene intención de ceder o depositar la colección de tapices. La sociedad patrimonial familiar gestiona la herencia de Miró, que corresponde a sus parientes directos: su hija Dolors y sus nietos Emilio Fernández Miró, Joanet Punyet, Teo Punyet y su biznieta Lola Fernández.