La defensa del general esgrime la inmunidad en la batalla legal ante los tribunales británicos
El futuro inmediato del ex dictador, Augusto Pinochet, se juega en los tribunales británicos. Su defensa solicitó ayer la puesta en libertad del ex general con el argumento de que la detención es ilegal, pues viola su inmunidad diplomática. Si fracasara esta estrategia, los abogados de Pinochet invocarán razones humanitarias para lograr su liberación. Un avión de la Fuerza Aérea chilena espera en un aeropuerto británico para repatriar al senador vitalicio.
Pinochet vio frustradas ayer sus esperanzas de una libertad inmediata. Lord Bingham, el juez que preside el Tribunal Superior de Londres que ve el recurso de habeas corpus planteado por la defensa del senador vitalicio, prolongó hasta hoy la vista. Ésta comenzó ayer en Londres con la exposición de la defensa, que basó toda su estrategia en que el ex dictador chileno se encuentra detenido ilegalmente al haber sido violada la inmunidad que le corresponde como ex jefe de Estado.El abogado de Pinochet, Clive Nicholls, provocó las carcajadas del público presente en la sala al decir que este proceso crea el precedente para que un día la reina de Inglaterra pueda ser extraditada por las muertes de los soldados argentinos en las Malvinas.
"Un jefe de Estado que ha dejado de serlo seguirá teniendo derecho a la inmunidad con respecto a los actos que realizó en su calidad de jefe del Estado, siempre que esos actos los realizara dentro de su capacidad oficial", dijo Nicholls, quien también rebatió el criterio del juez Baltasar Garzón de que "la inmunidad no se extiende a actos delitos graves".
Para la defensa, "los actos que se le atribuyen [a Pinochet], sí sucedieron y si el senador Pinochet fue responsable de ellos, los realizó en el ejercicio de sus funciones de jefe del Estado, y por lo tanto goza de la inmunidad que le concede la Convención de Viena".
La fiscalía británica, encarnada por Alun Jones, una autoridad británica en materia de extradición, atribuyó a Pinochet la responsabilidad en la muerte de "al menos 4.000 personas" y le acusó de haber ordenado a la policía política (DINA) numerosos casos de secuestro, tortura, intento de asesinato y asesinato. "Para alegar inmunidad", sostuvo Jones, "tendría que demostrar que los actos que se le imputan los perpetró en el ejercicio de las funciones inherentes al cargo de jefe de Estado. Y eso sería ridículo".
Jones consideró que el caso Pinochet es, ante todo, un desafío al ordenamiento jurídico internacional vigente, y defendió su extraterritorialidad, basada en los numerosos convenidos internacionales sobre genocidio y torturas aprobados desde 1945.
Está previsto que la vista concluya hoy (debe intervenir también el abogado que representa al juez Garzón), aunque en medios jurídicos se consideraba será necesario esperar varios días antes de conocer la decisión de este tribunal. Si fracasaran los argumentos jurídicos de la defensa, ésta tiene previsto invocar las razones humanitarias para lograr la liberación del ex general. Un avión militar chileno llegó el pasado fin de semana a una base situada en el centro de Inglaterra para recoger el ex general. Se trata de un reactor Gulfstream III, con capacidad para 18 personas y dotado de un moderno equipo médico.
En Chile, el ex presidente Patricio Aylwin, democristiano, que gobernó desde 1990 a 1994, se opone a esgrimir las razones humanitarias, y se mostró sorprendido de que quienes las invocan no hablen para nada de las razones humanitarias de los desaparecidos. Para Aylwin es necesario antes que los autores de la represión pidan perdón, informa desde Santiago.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.