Israel rompe las negociaciones de paz por las discrepancias sobre la seguridad
Benjamin Netanyahu rompió anoche la baraja, al séptimo día de negociaciones entre israelíes y palestinos en Wye Plantation. El primer ministro israelí anunció que él y todos los miembros de su delegación tenían listas las maletas para viajar de regreso a sus hogares a partir de las 10 de la noche, hora norteamericana -las 4 de la madrugada hora peninsular española- si los palestinos no satisfacían todas sus exigencias en materia de seguridad. El ultimátum sentó como un tiro en la Casa Blanca, donde Bill Clinton se debatía entre la idea de aceptar el fracaso de la cumbre o tomar un helicóptero y presentarse en Wye Plantation para hacer un último esfuerzo de salvación. El órdago de Netanyahu llegó tras una dramática jornada, en la que los norteamericanos jugaron a fondo la carta de la presencia en Wye Plantation de un rey Hussein enfermo de cáncer y sometido a un tratamiento de quimioterapia.
Clinton y Hussein intentaron poner a las partes de acuerdo sobre una propuesta minimalista que, al menos, mantuviera vivo un proceso de paz atascado desde hace año y medio. Según esa propuesta, Israel devolvería a los palestinos en las próximas semanas un 13% adicional del territorio cisjordano que conquistó militarmente en la Guerra de los Seis Días, en 1967. Yasir Arafat, por su parte, se comprometería a eliminar de una vez por todas los artículos de la Carta Nacional Palestina que piden la destrucción de Israel y a detener a decenas de compatriotas acusados de participar en atentados contra ciudadanos y bienes del Estado hebreo.
La CIA, según la propuesta norteamericana, colaboraría con la policía palestina en esos arrestos y daría a Israel las garantías que requiere. El pacto que proponían los norteamericanos tenía el calificativo de "interino", destinado tan sólo a mantener vivo un proceso de paz que, según los acuerdos de Oslo, debe culminar en mayo del próximo año. Ese pacto no incluía ninguna de las delicadas cuestiones que, según Oslo, deben ser abordadas en la última y definitiva fase del proceso: el porvenir de Jerusalén, la consideración o no de Palestina como un Estado y sus fronteras definitivas con Israel.
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