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CUMBRE DE WYE PLANTATION

Nacionalistas y colonos amenazan con derribar al Gobierno israelí si pacta con los palestinos

Benjamín Netanyahu y Yasir Arafat no tienen las manos completamente libres para negociar. En Israel, el movimiento de los colonos y los nacionalistas radicales judíos amenazan con derribar el Gobierno de Netanyahu si llega a firmar un acuerdo con los palestinos que, en su opinión, "suponga un peligro para la seguridad del país". En los territorios palestinos, la organización integrista Hamás, por su parte, vigila atentamente a Arafat y, según los servicios secretos, planea perpetrar atentados terroristas mientras se celebre la cumbre en las cercanías de Washington.

"No nos haremos cómplices de un tratado que ponga en peligro la seguridad de Israel", aseguraba ayer en voz alta Isaac Levy, dirigente del Partido Nacionalista Religioso y ministro de Educación de Netanyahu, al que amenaza con derribar como jefe del Gobierno si se firma en Washington un pacto "inaceptable". [El primer ministro respondió a sus adversarios que está dispuesto a a arriesgar su futuro político por la paz, pero que nunca pondrá en peligro la seguridad de Israel, informa Reuters. Netanyahu pidió a los miembros más derechistas de su coalición que "se piensen dos veces" antes de derribarle en caso de acuerdo territorial con los palestinos.]Las amenazas del Partido Nacional Religioso las suscriben otras formaciones nacionalistas y religiosas del país, en especial el Partido Tsomet (Encrucijada de Caminos), que encabeza otro ministro, el responsable de Agricultura, Rafael Eitan, a las que hay que sumar las amenazas también del poderosísimo movimiento de los colonos, organizado en el Consejo de Yesha. "Estamos dispuestos a defender nuestros intereses porque son los de Israel", afirmaba ayer un dirigente de los colonos, que la noche anterior había participado junto con otros 10.000 compañeros en una manifestación en la que se pidió a Netanyahu que no fuera a Washington y que, en cualquier caso, no firmara ningún pacto de repliegue militar en Cisjordania.

Después de la concentración, el movimiento de los colonos no se ha quedado de brazos cruzados. No sólo ha enviado a Estados Unidos una delegación que seguirá de cerca las negociaciones de Wye Plantation, sino que aprovechará la ocasión para tratar de movilizar allí a sus principales aliados: las comunidades cristianas conservadoras y las judías ortodoxas.

Los dirigentes colonos tienen cita en EEUU, entre otros, con el millonario norteamericano Irwing Moskowitch, que ha pagado de su propio bolsillo polémicas operaciones inmobiliarias como la construcción del túnel de los Asmoneos bajo la explanada de las Mezquitas o la compra de viviendas árabes en la ciudad antigua de Jerusalén.

Debate político

La cita más importante del movimiento colono y de los nacionalistas religiosos judíos está prevista que se celebre en Jerusalén, el próximo lunes 19 de octubre, donde se abrirá la sesión de otoño del Parlamento israelí y se reanudará un debate político suspendido con las vacaciones de verano, en el que se pide la disolución de la Cámara y la convocatoria de nuevas elecciones."Tan pronto como tengamos indicios de un acuerdo con los palestino empezaremos a luchar contra Netanyahu, y lo haremos duramente", aseguraba Michael Kleiner, dirigente del partido nacionalista Gesher, pero sobre todo líder del movimiento parlamentario Frente de la Tierra de Israel.

El último acto de protesta del movimiento nacionalista y colono se llevó a término ayer, cuando el diputado Beni Elón, del partido radical Moldet (Patria) capitaneó un grupo de 20 militantes de la extrema derecha en la ocupación un edificio árabe situado muy cerca de Orient House, la sede que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tiene en Jerusalén, alegando que se trataba de una "antigua sinagoga".

Arafat, por su parte, se ve frenado por los integristas de Hamás, que se oponen a cualquier negociación con los israelíes y están ganando terreno según se desprende de una encuesta efectuada por el Centro Palestino de Investigaciones. El sondeo, difundido ayer, asegura que el 44% de los interrogados apoya la violencia contra Israel, es decir, un 7% más que el pasado agosto.

Luego está la amenaza física contra el presidente palestino. Según los servicios secretos israelíes y palestinos, los radicales tienen proyectado llevar a término atentados terroristas, mientras se celebre la cumbre en Washington. Y es que la sociedad palestina, sobre todo la de Gaza, ve con una "mezcla de escepticismo y pesimismo" la reunión, según aseguraba ayer el periódico árabe moderado Al Quds. [Precisamente ayer fue detenido un árabe israelí sospechoso de complicidad con dos islamistas palestinos que planeaban un atentado suicida en Israel, informa France Presse.]

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