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Rato arremete contra el recorte de ayudas agrícolas que propone la Unión Europea

Xavier Vidal-Folch

Pobres contra ricos, con matices, y Francia, muda. Así empezó ayer en el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) la gran batalla sobre la financiación de la Unión Europea entre los años 2000 y 2006. El vicepresidente segundo y ministro de Economía español, Rodrigo Rato, fue ayer, por vez primera en dos años, el gran protagonista del Ecofin. Rato encabezó una durísima oposición al informe presentado por la Comisión Europea, al que tachó de "regresivo", puesto que beneficia a los Estados más prósperos en detrimento de los países del Sur.

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Rato sudó el sueldo. Como se esperaba, no dejó fallecer la propuesta española -apoyada por Grecia y Portugal- de introducir elementos de progresividad en el sistema de recursos propios, de forma que contribuyan más los países más prósperos. "España continúa pensando que los modelos de ingresos que reflejen la riqueza relativa, como sucede" en los sistemas fiscales nacionales, "son eficaces y demuestran preocupación por una política progresiva y no regresiva", sentenció.Rato insuflaba así aliento a la propuesta que dejó arrugada su colega de Exteriores, Abel Matutes, al reputarla sólo de "táctica", y que fue descalificada en el informe de la Comisión del miércoles. Matutes sostiene una resistencia pasiva, que él define como destinada a "minimizar daños". Pero el vicepresidente no se atrincheró en la defensa honorable de las propuestas del Sur. Pasó al ataque contra el informe de la Comisión, marcando una postura negociadora de gran dureza.

"No es equilibrado", sostuvo, porque es "exhaustivo", analizando las propuestas de los ricos que se quejan del desequilibrio entre lo que aportan y lo que reciben del presupuesto "y no las de otros (...). Sorprende", además, que analice fórmulas "para las que nadie había presentado propuestas y para las que no tenía ni mandato legal ni político", alegó, olvidando quizá el poder de iniciativa de que goza Bruselas.

"Un documento fallido"

Pero lo más sorprendente es que la Comisión reconozca que, de aplicarse algunas de sus fórmulas, "producirían una regresión en las políticas europeas, es decir, castigarían más a los países más pobres", y sin embargo, las recoja en su informe. Bruselas propone "hacer menos políticas europeas", lamentó, por lo que ha elaborado "un documento fallido" que plasma "una ocasión perdida". Y recordó que "las decisiones se tomarán por unanimidad", con lo que dejó flotando un posible veto.Rato entró a saco contra la fórmula agrícola, que supone endosar a los presupuestos nacionales de los Quince un 25% de las ayudas directas al agricultor, un gran bocado de la Política Agrícola Común (PAC), lo que costaría a España 90.000 millones de pesetas. Esta fórmula es "regresiva" porque afecta más a los "países con menor renta, que son los que tienen mayor población agrícola", argumentó.

Para él es contradictorio "renacionalizar una política europea en el momento en que estamos avanzando hacia la integración monetaria", lo que redundaría en "la paradoja de que políticas decididas a nivel europeo tendrían que ser financiadas a nivel nacional". Y quizá "los Parlamentos nacionales no estuvieran dispuestos a financiar esas políticas, en cuyo caso nos encontraríamos ante un conflicto institucional" imprevisto.

El español marcó esta vez la pauta. Encontró el apoyo de Portugal, Grecia, Irlanda y Dinamarca. La fórmula agrícola "es inaceptable, no resuelve las peticiones de los países contribuyentes netos y perjudica a los pobres", asintió el secretario de Estado portugués del Presupuesto, Fernando Teixeira. "Está condenada al fracaso", ratificó desde Lisboa el de Asuntos Europeos, Francisco Seixas da Costa. En idénticos términos se expresó el irlandés Charlie McCreevy. "La propuesta de España es la solución, todas las otras perjudican la solidaridad interna", apostilló el griego Ianis Papandoniu.

Sólo uno de los ricos, Dinamarca, hizo causa común con los países de la cohesión, porque es uno de los más beneficiados por el actual reparto de ingresos y cargos. "Una cosa es reformar la PAC y otra renacionalizarla", criticó la ministra danesa, Marianne Jelved. El apoyo de Francia, la más beneficiada por la PAC y decisiva siempre, es incierto. Dominique Strauss-Kahn calló toda la sesión. Parece que el debate interministerial francés no está zanjado. Pero altos diplomáticos de París critican la fórmula agrícola; unos prefieren cargar contra los fondos estructurales; otros, atenerse a una mayor austeridad del gasto. El belga Jean-Jacques Viseur, el austriaco Rudolf Edlinger y el italiano Carlo Azeglio Ciampi tampoco hablaron.

Frente al Sur y al club de los mudos, la mayoría de los ricos -Holanda, Alemania, Luxemburgo, Reino Unido, Suecia y Finlandia- acogieron bien las ideas de la Comisión, especialmente la fórmula agrícola. Con diferencias entre sí. Mientras el canciller de Finanzas británico, Gordon Brown, bramó contra "cualquier solución que sea a expensas del cheque británico", el holandés Gerrit Zalm descartó su continuidad, salvo si se generalizase a todos los contribuyentes netos. La batalla ha comenzado.

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